Así lo dispuso Zeus.
Como Andrómaca, mi madre llora mi muerte antes de que ésta ocurra.
La ha llorado siempre.
Trató de hacerme inmortal,
pero ni siquiera el amor de una madre divina da para tanto.
Siento bullir mi muerte en la sangre, troyana Polixena.
No sé por qué te lo digo a ti, no se lo he dicho a nadie.
No soy inmortal, es mentira que mi cuerpo haga rebotar las flechas,
que mi piel se cierre al contacto con la espada.
Mi tiempo no es el de mi madre Tetis.
Mi tiempo es el de mi padre Peleo,
el de tu padre Príamo,
el tuyo, Polixena.
El escudo de Aquiles