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15 ago 2025 | By: María García Esperón

Atenas siempre

Foto: MGE, Atenas, octubre 2019

 

Los atenienses, a partir de hoy, contemplarán sueños, los verán despertar, crecer y ponerse de pie sobre la flor de su cal –dije poniendo mi mano sobre la mano de Pericles, mientras que desde el fondo de su sueño, Fidias escribía en la arena donde dibujaba su Acrópolis: Αθήνα πάντα.

 Atenas siempre. Enlace Editorial. Colombia 2015

2 jun 2019 | By: María García Esperón

Siempre Atenas Siempre



Atenas, junio de 2019. Felicidad cumplida y altos sueños en vela apasionada. Los olivos y la luz. Siempre Atenas. Atenas siempre.






11 ene 2017 | By: María García Esperón

Atenas siempre en el Museo Británico: los mármoles del Partenón



En los primeros días de enero 2017 pude mirar de cerca los mármoles del Partenón en el Museo Británico y evocar la grandeza de Atenas en una incomparable experiencia estética. Fe en el hombre y sus realizaciones y la convicción de forjar una humanidad nueva a la altura de sus más nobles orígenes. Esto lo pienso no solamente por la cultura occidental sino por los civilizaciones americanas. Ante el mármol eterno, una vez más, manifiesto mi intención de transmitir a los niños y jóvenes el amor por los altos ideales y las mejores realizaciones de la cultura universal.























1 may 2016 | By: María García Esperón

Atenas siempre: olivo y eternidad, por Anabel Sáiz Ripoll


Fuente: Voces de las dos orillas


Atenas siempre,
María García Esperón. Ilustraciones: Rocío Parra,
Enlace Editorial, 2015. (Tren Dorado. Quinta estación)


“Atenas siempre” es una novela compuesta por infinidad de teselas que condesan, de forma prácticamente épica, el significado y la trascendencia de la cultura griega, simbolizada en Atenas. En Atenas está todo, la palabra, la convivencia, el despertar del ser humano, las raíces, el mito, las luces y las sombras. María García Esperón contempla, sorprendida, emocionada, alborozada, incluso, la creación de un nuevo mundo de la mano de Pericles y rinde tributo a esa época, sin olvidar mencionar algunos de los episodios bélicos más importantes que estuvieron a punto de hacer sucumbir nuestra propia manera de ser, como la batalla de Salamina y que, a la vez, le dieron sentido .
Esparta, Atenas, Persia y sus líderes y sus hombres y su pensamiento. Todo late y revive en “Atenas para siempre”. Y no es la autora quien nos lo cuenta, sino una joven hetaira de Mileto, Aspasia, quien ha sido educada de forma esmerada y se dedica, con vehemencia y pasión, a recrear algunos pasajes de la historia griega que ella no vivió, pero que siente como suyos. Es Aspasia una logógrafa o historiadora que sueña, algún día con ir Atenas. Ella nos cuenta una doble historia, la suya personal y la de las gestas que tanto admira, aunque de ellas extrae siempre el elemento humano, las dudas, las tribulaciones, las emociones y los sentimientos porque Aspasia no se quiere quedar en la superficie sino que busca entender el alma humana, el porqué de las guerras, el porqué de las renuncias y el sentido que tiene todo eso para ella y para la humanidad.
Aspasia llega a Atenas y se establece allí. Su fama la precede y entra en contacto con los grandes nombres del momento como Sófocles. El propio Pericles la invita a su casa y Aspasia destaca como gran conversadora, como mujer entendida y capaz. Tanto es así que Pericles, maduro y sin amor, se rinde a la hetaira y le propone enlazar sus vidas. Aspasia es esa gota luminosa, tal y como la recrea la ilustradora en la portada, que reivindica el papel de la mujer en la Antigüedad Clásica. Y esa es la historia. La de una joven, la de un gran estratega y la de un mundo, el ateniense, que se estaba fraguando y asentando con Pericles.
La novela es un canto al amor, a la amistad, a las diferencias y a la entraña última del hombre, allí donde vive la soledad, donde habitan los fantasmas y también las glorias y las grandes gestas. El valor y la derrota, la superación de las dificultades, la lucha por los propios ideales habitan en “Atenas siempre”. Un mundo de hombres que parecían dioses y de dioses que semejaban hombres es el que vemos en la novela.
Cabe destacar la exhaustiva documentación de la autora y la capacidad de manejar emociones y sentimientos y acercarlos, nuevos y reales, a nuestros días, a nuestra época. En nombre de Hera y Niké, en nombre del fuego sagrado surgió nuestra cultura y nuestras raíces. Surgió Occidente y, de allí, se expandió al Nuevo Mundo. Y  ha sido una escritora mexicana, de raíces, aztecas, quien nos lo está recordando. La evocación, la contemplación justa y sin distancias, porque María García Esperón, no juzga, no interviene, deja libertad a sus personajes, permite que el lector entre, despacio, con cierto miedo al principio y con fervor, al final, en el mundo de Aspasia. Solo ella, joven y sagaz, enamorada y culta, puede entender que “El hombre no es más que el acantilado donde chocan las olas del destino”. 
No es gratuito que sea una mujer quien entienda la historia y sepa aunar guerras con amores. Gracias a esta especial visión entendemos que Atenas, mira por dónde, tiene alma femenina.
En “Atenas siempre” acaban triunfando, cómo no, las palabras: “Las palabras que pueden ganar una batalla, elevar a un hombre a la condición de héroe, arrancar del pueblo sacrificios increíbles, levantar una ciudad dorada desde el lodo”.
3 mar 2015 | By: María García Esperón

Atenas siempre: una novela de María García Esperón


Atenas siempre
Autor: María García Esperón
Ilustrador: Rocío Parra
Enlace Editorial. Colección El Tren Dorado
Bogotá, 2014
144 páginas

La bella Aspasia, pupila de la hetaira Afrodisia en la culta ciudad jónica de Mileto, sintió desde niña el llamado de Atenas. Desde los catorce años eligió la profesión de logógrafa o historiadora y aprendió a amar el espíritu ateniense y, sin saberlo a ciencia cierta, se enamoró a distancia de Pericles, cuya vida iba siguiendo y cuyos actos reseñaba en sus crónicas.

Por fin logra establecerse en Atenas y recibe en su casa a artistas y filósofos, conoce a Fidias y a Sófocles, a Anaxágoras y Zenón y finalmente a Pericles. El amor surge entre los dos como si hubiera sido escrito por el destino y de sus manos entrelazadas brotará para la eternidad el sueño de la Acrópolis y para siempre, Atenas.

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