Pedro Villar Niños de México
Niños de México, en estos días duros como piedras, ni un solo minuto he dejado de recordar vuestra preocupación, vuestra mirada inocente de no saber bien qué pasa.
Vine a Ciudad de México de la mano de un hermoso colibrí de versos alados, etéreo, atento al mundo, a la voz de la poesía.
Llevé conmigo la amistad, los afectos, los abrazos, rostros conocidos y anónimos del sol azteca , de la sabiduría de los astros de un pueblo noble, curtido en lunas y silencios antiguos.
Me acompañó vuestra imagen afectuosa y atenta cuando por primera vez, como en un sueño, recité versos para vosotros los niños. Lo recuerdo claramente: Biblioteca Amalia Caballero, un recinto sagrado y mágico donde no existe el tiempo, donde los libros cantan su alegría, donde los trinos de Parque España se convierten en mágicos susurros de papel.
Allí, ocultando las lágrimas, conteniendo la emoción os dije, he venido para agradecer al pueblo mexicano la acogida que ofrecieron a los escritores españoles del exilio.
Recuerdo nítidamente aquellas imágenes, aquellas sensaciones, aquellos afectos.
Hoy vengo a ofreceros los versos y las palabras de esperanza de aquellos poetas españoles que vivieron entre vosotros: León Felipe, Cernuda, Moreno Villa, Max Aub.
Y os deseo la laboriosidad de las hormigas, el ritmo de los grillos, el sentido del vuelo de las aves, la mirada de un cachorro, la orientación de las estrellas, la melodía de los trinos, la paciencia de las tortugas, la armonía de los pájaros, el vuelo del colibrí, la fuerza del tigre, y os entrego como una ofrenda, este incondicional abrazo gigante ya para siempre.
Pedro Villar
Poeta
