En un sueño de palabras...

¡Rutinero en Buenos Aires!

9 dic 2009
















El miércoles 7 de diciembre de 2009, en la Casa de la Lectura en Buenos Aires, María Wernicke presentó el libro Rutinero, del poeta mexicano Níger Madrigal del que es ilustradora.

Fue un auténtico encuentro "con la poesía, con la imagen y el color", como rezaba el affiche promocional del Fondo de Cultura Económica. Pero también fue un encuentro con la amistad y con esa magia inefable que tienen los libros, que hizo que Mercedes Calvo (Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2008) viajara desde Montevideo a Buenos Aires para acompañar a María en este acontecimiento gozoso.

Marcelo Suárez De Luna estuvo ahí con su hija Macarena, de 7 años, y nos ha enviado estas fotografías que reflejan la alegría que embargó a todos y de la que es expresión la luz que emana de la mirada de María.

Rutinero fue publicado en 2008 y distribuido en España y en Latinoamérica. Ha sido seleccionado en la lista de altamente recomendados de Fundalectura Colombia 2009 y es un libro con buena estrella. Copio un fragmento de la reseña que escribí en esos días, cuando a al abrir este libro conocí a un hada llamada María Wernicke:

Este libro que tiene una llave que me ha abierto el corazón es un libro ilustrado. Poéticamente ilustrado por un hada.

Ella se llama María Wernicke, es argentina y ha usado, claro está, los materiales que usan las hadas.
Viene de puntillas, habla en el susurro del papel de seda, puede respirar bajo el agua, hacerse pez y ola y ha atraído a este libro esencias y aromas de su mundo encantado.

Sabe dialogar con el silencio y con la blanca página silente que hace alumbrar sueños.

Posee el don de la condensación poética -otra cosa de hadas- y en dos trazos minúsculos otorga expresiones infinitas al rostro de su personaje.

Los animales -la iguana, el mico, el pavo real, la libélula restituida a su condición de liber, de libro, el flexible y vertiginoso colibrí- están aprehendidos en su esencia, en su contento vital, en su paz.

Podría jurar que hay menta y albahaca espolvoreadas entre las hojas, que algo de la luz depositada por una garza traslúcida se quedó atrapada en la página y deslumbra cuando la abres, que la pata de la iguana golosa de sueño se mueve y desliza fuera del libro para volver trópico verde el lugar donde la lleve su Rutinero.

También hay un hechizo -que no diré porque tiene que ser descubierto- en la solución plástica con que María ata y desata las cuatro rutas del Rutinero de Níger, de los dos Rutinero.
Rutinero mío.
Nuestro Rutinero.


María García Esperón