En un sueño de palabras...

La tumba de Alejandro: el enigma, último libro de Manfredi

16 dic 2009


Porque si los héroes desaparecen también mueren los poetas, al faltarles la materia de su canto.
(V.M. Manfredi. La conjura de las reinas)

Hizo suya la vida de Alejandro a través de una trilogía llena de aventuras que se constituyó en un fenómeno de ventas a fines de los noventa. Trocó la mirada del arqueólogo por la del protagonista de las historias de la antigüedad que ha buscado desde su temprana juventud. Construyó caminos de palabras para figurar la topografía del mundo antiguo de la que es especialista y académico.

Ahora, Valerio Massimo Manfredi va en pos de uno de los enigmas más inquietantes que nos legó la Antigüedad Clásica: La tumba de Alejandro el Grande.
Personaje generador de leyendas, de espejismos, de sueños, Alejandro pareció recoger su sepulcro de miel y cristal dos siglos después de la caída de Alejandría ante el poder de Roma.

Augusto tocó su rostro, Calígula se puso su armadura, Septimio Severo selló la tumba para que el reposo del héroe no fuera molestado.

Después los cristianos decidieron borrar la escritura sagrada, silenciar a los dioses y arrasar con toda huella de paganismo. Uno o varios terremotos, Omar "en el siglo primero de la Hégira", las espadas y la incuria efectuaron su labor de prestidigitación para desaparecer el cuerpo de Alejandro.
Desde entonces no ha sido hallado. Manfredi nos conducirá al corazón del enigma a través de esta investigación publicada por Mondadori.

Cada modo de ser en el mundo instaura sus tesoros. El mundo moderno es ávido de riquezas bajo cualquiera de sus formas: el cofre de joyas en la gruta del pirata, el galeón sumergido con sus arcas llenas de doblones, los cientos de objetos de oro de Tutankhamón. El mundo antiguo buscaba objetos sagrados: las armas de Aquiles, el cetro de Zeus, el vellocino de oro, el Paladión. La búsqueda de la tumba de Alejandro que ha emprendido Manfredi a través de la escritura, la persecución del enigma, no es la búsqueda del polvo de un cadáver, sino de un sueño.

Un sueño tan poderoso como elusivo, tan imposible como heroico.