"Quizá Dios escrute los secretos de los corazones, pero el hombre está siempre en el nivel del símbolo".
Jean-Pierre Vernant
Comprender a un hombre no es muy diferente de comprender un texto.
Intentar comprender un texto no difiere de intentar comprender a un hombre.
Ni el uno ni el otro son transparentes.
Emiten su luz y proyectan su sombra y si están de suerte y hay alguien del otro lado... serán leídos y convertidos por su intérprete -su lector, su traidor, su agonista- en otro texto y en otro hombre.