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La rosa es sin por qué, florece porque florece.
Angelus Silesius
El último golpe de Fidias en el "blanco y en el esmalte de la flor de cal"* marcó la culminación del estilo perfecto del arte clásico, la voz plena del oro griego, el elíxir.
No había cesado su eco cuando el descenso comenzó vertiginoso y la decadencia de las formas y del modo de ser del Ática se enredó en el fuste de las columnas sin base y comenzó inexorable a derrumbarlas.
La flor de cal resultó tan efímera como la rosa.
Y como ella misteriosa, eterna, sin por qué.
*Gottfried Benn. El yo moderno.