La poesía para niños de Ana Romero es, al mismo tiempo, sorprendente y familiar.Tiene candor también. Sabe a agua fresca. De pies a cabeza es memoria infantil asombrada. Asombrada por recordarse como memoria del asombro. Así, escribe en Trenes, su libro de poesía ilustrado por María del Mar Hernández y editado con belleza y candor por El Naranjo:
"El tren de mi pueblo no sabía de días ni de horarios. Sólo pasaba. Por eso silbaba a las horas más extrañas, cuando aquel sonido únicamente podía ser considerado un milagro o una travesura".
Milagro.
Travesura.
Esos son los trenes de Ana Romero y esa es su poética.
Inocente atraviesa los paisajes de milagro de la memoria infantil. Todo es asombro para estos ojos de poeta:
¡Qué consuelo! Qué silbido tan de noche
qué camino que se retuerce
cuánta vida por llegar.
La metáfora del tren, su silbido, sus vías es abordada por una poesía calzada en zapatos de niño, de niña... meditando por esas vías, los trenes de Ana Romero nos llevan del miedo al llanto, del tiempo a la música, a la risa, al adiós. Trenes de palabras que corren por la hermosa tipografía de esta edición que es una invitación a crear y a recrear al tiempo que se lee, al ritmo en que se viaja por tren en las vías del sueño:
Los trenes que no existen
esperan que los inventes.
¿Hacia dónde corren esos trenes por sus vías de tinta sepia? Hacia el Universo de la calma, hacia el país de la ensoñación, donde nunca es tarde ni temprano, donde no pasa nada y el mundo es tan hermoso, donde El tren del tiempo no sabe la hora exacta y viene siempre por venir.
Las ilustraciones de María del Mar Hernández respiran fidelidad a la poética de Ana Romero. Delicadas, también recorren los asombrados paisajes de la infancia. María del Mar sabe soñar libélulas y caballitos de colores, mongolfieras y tazas de café en las que es posible navegar sobre un paraguas. Su mundo es también el de la calma, el del tiempo original, de los colores que se hacen eternos en la pupila que sabe recordar su niñez. Hasta el miedo de carbón que hace exhalar María del Mar de una locomotora tiene su noble misterio, su atrayente belleza.
Trenes, de Ana Romero hará soñar mucho a los lectores, tanto niños como adultos. Hará cerrar los ojos y respirar profundo con las imágenes de María del Mar albergadas en los párpados. Y así, en un parpadeo, los lectores de Trenes se verán, confiados y felices, corriendo en pos de sus memorias fieles en el tren del sueño.
Trenes.
Ana Romero.
Il. María del Mar Hernández.
Ediciones El Naranjo.
México, 2009.