En un sueño de palabras...

Para Nina: la nueva novela de Javier Malpica

6 sept 2009

Con Para Nina, Javier Malpica y Ediciones El Naranjo han hecho dar a la literatura juvenil mexicana un enorme paso hacia la construcción de una sociedad en la tolerancia.

Un tema considerado tabú -la identidad sexual, la transexualidad- se convierte en esta novela-diario en el honesto discurrir de un adolescente dispuesto a correr la aventura más grande de todas: la de conocerse a sí mismo.

La escritura se convierte en el vehículo del proceso. Pero el discurso necesita un destinatario. Y éste es Nina, la abuela del adolescente, llamado Eduardo por imposición y condicionamiento y autonombrado Victoria para dar salida a la mujer que lleva dentro. Nina, aunque solamente aparece al principio de la narración, es uno de los personajes más brillantes salidos de la pluma de Malpica. Es la loca divina, como Don Quijote, la que puede ser y hacer todo lo que se le ocurra, para quien la existencia no es una carga ni un trámite sino la deslumbrante oportunidad de ser.

Al elegir su nombre, el resultado del proceso de este adolescente es así anticipado: ya el deseo de conocerse a sí mismo, de no hurtarse a los más profundos imperativos, a sus más auténticos impulsos anuncia una personalidad victoriosa. Como la abuela Nina y para la abuela Nina, Eduardo podrá ser lo que quiera, podrá convertirse en Victoria y llevar su cuerpo de varón hacia el espléndido desarrollo de su sensibilidad femenina.

La madurez narrativa de Javier Malpica lo lleva a tratar el tema alejado de morbos, chistes fáciles y de situaciones límite. El tratamiento de este tipo de temas –en obras literarias y películas- por lo general lleva aparejada una resolución trágica que lleva al homosexual o al transexual a convertirse en una especie de mártir y subliminalmente en merecedor de un castigo por violar las convenciones. Así, Victoria trae a su diario el recuerdo de una película: “Era una película sobre un pobre homosexual al que mataban dos muchachos (bueno, debería decir dos bestias), tan sólo porque se les antojó matarlo. Lo golpearon, lo ataron a una cerca de alambre y lo dejaron agonizando ahí”. La cultura inocula miedo para que no se rompan sus paradigmas. Victoria lucha contra esta estructura impuesta y exorciza el miedo que podría paralizar su proceso.

Mención especial merecen las ilustraciones de Enrique Torralba, que acompañan al texto en la cuidada edición de El Naranjo. Estructura un espacio onírico en el que los símbolos de la sexualidad parecen flotar siguiendo una trayectoria que lleva a la construcción de la personalidad integrada. La plasmación de la imagen de Eduardo-Victoria en cuanto que proceso es muy acertada pues construye una figura alargada y de cabello al viento en la que el cuerpo longilíneo del varón deja adivinar la ondulación femenina.

Entre los principales destinatarios de la literatura infantil y juvenil se encuentran los colegios. Muchos procesos angustiosos podrían convertirse en una lúcida búsqueda como la que hace Eduardo de Victoria si libros como Para Nina forman parte de la biblioteca escolar. Porque la sexualidad es un tema fascinante y cuando está bien tratado como en esta novela responde a las inquietudes no sólo de los adolescentes alumnos, sino de los adultos maestros y padres, sin importar su identidad sexual.