El análisis crítico del poema que narra las aventuras del paciente Ulises ha revelado que en la versión primitiva de éste no aparecía el relato del viaje al Averno.
Circe dibuja los peligros que esperan a Ulises y además le aconseja que viaje a occidente, hasta el Hades, donde el adivino Tiresias le indicará el camino y cómo podrá volver a Ítaca, atravesando el mar en peces abundoso.
Interpolaciones sucesivas escanciaron en el poema un cuerpo de creencias en lo ultraterreno y por eso quien surca la Odisea como si fuera el vinoso mar corre el peligro -qué suerte- de dar con un mundus: la fisura en que los orbes de la vida y de la muerte se comunican, previo sacrificio y libación.
Fuera del poema homérico, siglos después, los romanos tan prácticos ellos, solamente abrían el mundus situado al pie del Palatino en tres fechas durante el año: 24 de agosto, 5 de octubre y 8 de noviembre. Mundus patet...
Por algo sería.