Carolina, una niña lectora, me ha enviado desde Bogotá una carta encantadora en la que me dice, entre otras cosas, que...
Ese "de verdad" me ha puesto a pensar mucho y a recordar esos anhelos de la infancia, tan fuertes, tan inolvidables, tan sangre de puro deseo, tan convencido amor imposible, tan de "lo que más yo quisiera"... que seguro en algún lugar de un cuento, en la esquina cobijada de un párrafo o en las manos donde un sueño se acurruca, son de verdad.
