Alrededor de 1540, Miguel Ángel la regaló a Victoria Colonna como una cortesía entre amigos. (Ya había regalado a Tommaso Cavalieri el perturbador Ganimedes envuelto en las alas del ave de Zeus).
En esta sanguina los brazos de la cruz son sustituidos por los brazos de la Virgen. Varias lecturas se insinúan, ambas figuras componiendo ciertos arquetipos: dar a luz es dar a la muerte y viceversa. La "cruz" es el axis mundi y la Virgen tiene rasgos isíacos -el nudo de Isis, sobre el pecho- arca y nave de resurrección, no sin dejar de pagar el precio, en dolor, en sangre.
El cartón se parte en dos por el eje de la "cruz", en la que está escrita una enigmática sentencia, tomada del Paraíso del Dante:
"NON VI SI PENSA QUANTO SANGUE COSTA".