
...tus ojos sin tiniebla, que la he quitado,
podrás distinguir entre varones y dioses
(Iliada V, 127 y 128)
Sin tiniebla, pues Atenea se la quita en el canto V, los ojos de Diomedes pueden distinguir en el campo de batalla quién o qué es una deidad sin sangre y quién es un mortal.
A sabiendas, sin tiniebla que lo excuse, el hijo de Tideo hiere a Afrodita bajo el ambrosiaco peplo tejido por las Gracias. Icor brota de la palma de la diosa.
Conocemos la realidad de tal modo porque así estamos hechos, o así estamos permitidos para percibir.
Habrá momentos, como el del canto V, en que la tiniebla se disipe y distingamos esa dimensión -también agónica, como la nuestra, aunque de otro modo y con otros nombres- que nos imanta y acosa con su insoportable belleza, con su peplo de ambrosía, con su sorprendido icor...
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