4 feb 2010 | By: María García Esperón

Fuego



Es un insaciable, como su castigo.

Afortunadamente puede contar con la providencia de Zeus, que dota a sus entrañas de la capacidad de regenerarse para el dolor.

Encadenado al Cáucaso y sangrante aguarda la llegada del ave.

El fuego,

allá abajo,

arde

insaciable.

No soporta un segundo sin su dolor.

0 comentarios:

Publicar un comentario