En un sueño de palabras...

Ganimedes de la Alhambra

4 dic 2008


Ganimedes, en el siglo XVI, fue colocado en el Jardín de los Adarves de la Alhambra.

Es la copia romana del original griego del siglo IV a. C. El sinuoso movimiento del cuerpo remite a la escuela de Praxíteles. El joven hijo de Tros, raptado por Zeus, está tocado con el gorro frigio. Si la alusión al águila celeste que lo transportó al Olimpo estaba incluida en la escultura, lo ignoramos tanto como desconocemos el paradero de la mitad inferior de su cuerpo.

Cuando ocurrió el rapto de Ganimedes por el omnividente Zeus, el joven se educaba en la montaña -como Aquiles con el centauro, como Paris entre las ovejas-. El monte Ida atestiguó el vuelo del águila olímpica transportando a Ganimedes en la imposible fusión de la naturaleza ctónica con la celestial, aérea. Los dioses lo recibieron con gusto, porque era bello y dócil, a excepción de la celosa Hera.

Ganimedes de la Alhambra devuelto al jardín, al musgo y al árbol.
Clasicismo de los Adarves de los Austria.
Ganimedes de la nostalgia andalusí.
Con el rocío resbalando por su torso, quizá añoroso de Zeus y de las risas de los dioses en el banquete en que gustaban verlo correr mientras hacía girar un aro en el suelo.

Ganimedes inmóvil en la Alhambra, dulce y eternamente joven en su mármol, solitario.

A mediados del siglo XIX Ganimedes se quedó sin su jardín, sin su soledad y fue trasladado al palacio árabe y de ahí al Museo Arqueológico y Etnológico de Granada.

En estos días se le puede admirar (y quizá preguntarle: ¿por qué?) en el Hospital de los Venerables de Sevilla, en la muestra "El rescate de la antigüedad clásica en Andalucía".