
En un tiempo, en un lugar, el hombre fue algo diferente.
Algo que no puede recordar, pero que por recordarlo se muere.
Algo diferente que subyace en el tejido espeso y tenue del tiempo.
Algo que puede encontrar solamente la poesía.
Cuando lo encuentra, cuando lo siente, lo palpa, levanta la máscara aún vibrante y sensible, dolorosa de sus rasgos bellos, recuerda y recorre con las yemas de las palabras ese algo diferente que no se puede recordar... pero que concede la vida suprema (y efímera) del encanto y el éxtasis.
Imagen: John William Waterhouse. Estudio para Hylas y las ninfas.
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