En un sueño de palabras...

Moctezuma revive en el Templo Mayor

17 jun 2010
Moctezuma II: Tiempo y destino de un gobernante es el nombre de la exposición que hasta enero 2011 podrá disfrutarse en el extraordinario Museo del Templo Mayor. La muestra, coordinada por los arqueólogos Eduardo Matos Moctezuma y Leonardo López Luján, reúne 220 piezas, de las cuales la que genera mayor expectación es la insólita y monumental piedra que representa al andrógino Tlaltecuhtli, hallada hace cuatro años en las obras del predio de las Ajaracas, en el centro histórico, a escasos metros del Templo Mayor.

Los arqueólogos todavía no emiten el veredicto oficial que asociaría a Tlaltecuhtli con el enterramiento del gran tlatoani Ahuízotl -padre de Cuauhtémoc y tío de Moctezuma- pero la riqueza de las ofrendas encontradas remite a unas honras fúnebres de gobernante.
En ese caso estaríamos ante el primer sepulcro de un rey azteca hallado en el siglo XXI.

La muestra

El guión museográfico es estupendo: se divide en 7 módulos que dan inicio con la sección titulada "Ancestros de Moctezuma". Desde la fundación de Tenochtitlan, el reinado de Acamapichtli y los ocho tlatoanis que precedieron al gran señor que sería el último del Anáhuac. "La coronación de Moctezuma" nos sumerge en el orbe de símbolos con que los aztecas supieron solemnizar -divinizar casi- la humana carne de sus reyes, situación que se continúa en "Moctezuma y sus símbolos de poder", donde se profundiza en la complejidad simbólica del pueblo mexica. 

"Renovación natural", "Régimen militar y político", "Caída de Moctezuma y su imperio", "Renacimiento del antiguo México": un paseo por la historia que puede ser tan profundo como el visitante lo decida. Las piezas han sido reunidas en un discurso muy coherente que les brinda la posibilidad de hablarnos de nuevo.

Así, a través de tenues incensarios, majestuosas lápidas, serpientes, cañas, águilas, calaveras floridas, una reproducción del polémico penacho que se encuentra en Viena, el gran tlatoani Moctezuma II revive a pesar del tiempo en el Templo Mayor.

María García Esperón