
En abril 2007 estuve en el Colegio Parroquial Santa Isabel de Hungría en Bogotá y viví con los estudiantes y el profesor una de las experiencias más gratificantes que pueda tener un autor, un diálogo entusiasta con los lectores de Querida Alejandría.

Tengo la inmensa satisfacción que en este año 2009, una vez más, el libro forma parte de las lecturas de esta escuela tan querida para mí. ¡Y en qué compañía, además!
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