15 sept 2025 | By: María García Esperón

El escudo de Gifré: Leyendas de las calles de Barcelona

 



El escudo de Gifré

(Calle de Amargós)

Para Xell Gispert, que me contó la leyenda de Gifré 
en la Biblioteca de Catalunya, una mañana de junio de 2025.

En un hermoso palacio
en la hoy calle de Amargós
vivió en el siglo noveno
el conde Gifré el Pilós.

Tenía una huerta frondosa, 
un arroyo y un jardín, 
olivares y naranjos 
su vergel barceloní.

A su palacio llegaron 
noticias del reino franco:
quería pedirle ayuda
el nieto de Carlomagno.

Dejó su huerta Gifré 
para acudir al llamado 
y en el campo de batalla 
luchó contra los normandos.

Lo hizo con tal denuedo,
demostró tanto valor, 
que Carlos el franco quiso 
declararlo su campeón.

Una flecha traicionera 
lanzada por un normando
alcanzó al conde Gifré
desgarrando su costado.

Ya lo llevan a su tienda 
y llaman al cirujano 
mientras contempla la escena 
el nieto de Carlomagno.

El médico extrae la flecha,
Gifré soporta el dolor. 
Brota la sangre valiente 
del conde batallador.

El rey Carlos, conmovido, 
le dice al conde Gifré: 
—pídeme lo que quieras, 
con gusto te lo daré.

—Oh mi rey, pedir yo quiero 
por defenderte, valor, 
escudo para guardarte, 
para servirte, un blasón.

El nieto de Carlomagno, 
como inspirado por Dios, 
puso su mano en la herida 
del conde Gifré el Pilós.

Trazó el rey con cuatro dedos 
sobre un escudo dorado 
cuatro barras con la sangre 
que manara del costado.

La noche los cubría a todos 
y el brillo de las estrellas 
iluminó con luz pura 
al rey y al conde en la tienda.

—Mañana los catalanes 
tendrán escudo y bandera: 
cuatro barras, fondo de oro, 
la llamarán la senyera.

El conde Gifré sanó 
de sus heridas de guerra 
y de vuelta en Barcelona 
iba ondeando su bandera.