Lo hemos dicho incansablemente: hablar del compositor y pianista David García es hacerlo del gran corazón que tiene México. Quedó de manifieto esa noche del 4 de julio en el Foro Confabulario de San Juan del Río, que cansables, entusiastas y divinos animan todos los miembros de la familia Velázquez.
David interpretó al piano varias de sus hermosas composiciones y bordó bordeando las palabras de Copo de Algodón, tan suya como México. Sus ecos de deleite porfiriano se aunaron al Carrusel de la felicidad con que acompañó la lectura del poema Rima Siempre, del asturiano Aurelio González Ovies. Orfeo mexicano hechizó a los presentes llevándoselos al cielo de todos los ideales y haciéndolos paladear el exquisito sabor de esa patria naciente que lleva él dentro y que -es urgente, como en el poema insignia de esta celebración- hay que transmitir, comunicar, hacer de todos.
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Paola: detrás, adelante, al lado y siempre |