En un sueño de palabras...

Leer, soñar, descubrir: Viaje al centro de la felicidad

17 feb 2011

Como parte de las actividades que la Subgerencia de Previsión Social del Infonavit ha emprendido para fomentar la lectura, tuvimos en un muy acogedor auditorio un diálogo que resultó enriquecedor para todos.



Leer, soñar, descubrir: Viaje al centro de la felicidad, fue el nombre de la charla-encuentro en la que todos viajamos de manera placentera a los mitos griegos y mesoamericanos, al reto deleitable que nos presentan los jeroglíficos de todas las culturas, a contemplar el hecho de leer como una aventura de autoconocimiento comparable a la visita al Oráculo de Delfos que hacían los antiguos.

Dame de beber del agua fresca que fluye del lago de la Memoria.

Con mi novela Sibila como eje conductor, nos invitamos a cerrar los ojos y a iniciar este camino al centro de nuestro propio ser, que es el lugar donde desde que somos niños anhelamos y construimos la felicidad. Sibila como símbolo de la memoria, del amor eterno, de la juventud, de la eternidad que puede vivirse en el instante infinito.

Dame de beber del agua fresca
que fluye en el lago de la Memoria.

Los versos milenarios de la lámina de oro de Petelia que son el epígrafe de esta novela que posee la estructura del Tarot de Marsella, fueron paladeados y sentidos por los asistentes. Los libros son extensiones de la Memoria y de la Imaginación, como dijo Jorge Luis Borges, y en este sentido portadores de mensajes trascendentes, trátese de libros para adultos o para niños y quizá estos últimos lo sean todavía más, por ser leídos con los ojos milagrosos de la infancia.

Ana Laura Delgado: alma de los talleres de lectura

Repasando el mito de la vieja Sibila, comprendimos que vivir para siempre no tiene sentido si se carece de juventud y de amor. Y que la juventud eterna es posible -la mental, la espiritual, la del carácter- si se frecuentan las grandes obras de la literatura universal, la poesía y se les lee con los ojos abiertos, si se lee bien despierto para despertar los textos y, en un sentido superior, despertar en el texto.

Un diálogo que será inolvidable para todos.
En los tiempos que vivimos y en una ciudad como la nuestra, el haber logrado esa mañana un espacio de diálogo tan sincero y profundo fue una experiencia de origen que ninguno de nosotros olvidará, una inmersión en el agua fresca que fluye del lago de la Memoria y un coincidir en el amor por la Palabra, como ese lugar de esperanza que podemos construir cada vez que nos confiamos, despiertos soñadores,  a las páginas de un libro.

Leer, soñar, descubrir, llevar los libros y los sueños bajo el brazo...