David ha realizado una obra sorprendente, integrando al piano los instrumentos prehispánicos tradicionales y captando de una manera poderosa la vibración musical del alma de Copo. La música alcanza ese lugar misterioso al que las letras solamente llegan cuando a su vez se convierten en música. Caracol del tiempo, su Copo de Algodón me miró a los ojos con sus ojos musicales y con la danza del viento y de las cañas de la vieja Tenochtitlan.
Gracias a su música, pude ver a Copo feliz en sus jardines colmados de pájaros, de flores y de cantos...
No pasarán muchos días, ni la rueda del calendario azteca implícita en la estructura de la novela dará muchas vueltas, para que los niños de México puedan conocer esta pieza de orfebrería musical, esta partitura de flor y canto que es la Copo de Algodón de David García Hernández.