La calle de Regomir en Barcelona se llama sí en recuerdo de un gobernante musulmán que en la lejana Edad Media fue derrotado por Ludovico el Piadoso, el hijo de Carlomagno que conquistó Barcelona derrotando el poder islámico. Habría sido el Rey Gomir el jefe islámico vencido, que al parecer tenía en esta calle su morada y que se convirtiera también en su encierro. La calle Regomir conduce a una pequeña capilla dedicada a San Cristóbal, el santo patrono de los caminantes y por extensión moderna, de los automovilistas. Al santo encomendarse al iniciar un viaje difícil para obtener un salvo retorno. Se cuenta que a principios del siglo XX, los primeros automóviles de Barcelona fueron llevados a bendecir a la pequeña capilla de un santo cristiano situada en una calle que recuerda a un rey musulmán.
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