De todos los relatos, los que más me apasionaban de chico eran los basados en la mitología… y aún continúan siéndolo. Desde el rapto de Europa, Las bodas de Cadmo y Harmonía, el laberinto del minotauro y la desgracia de Orfeo, hasta los desmanes de Susano-O, la búsqueda de Parsifal o los cuervos de Odín. Lo penoso es que no abundaban libros juveniles sobre tales temas…
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