En un sueño de palabras...

Me motiva mi amor por el misterio: Entrevista de Enrique Pérez Díaz en CUBARTE

4 oct 2013


Fuente: CUBARTE

María García Esperón: Me motiva mi amor por el misterio

Por: Enrique Pérez Díaz
Fecha: 2013-10-04
Fuente: CUBARTE

La vida está llena de sorpresas, de regalos inapreciables que a veces llegan en momentos de grandes ausencias. También la existencia nos trae revelaciones sobre nosotros mismos que, en ocasiones, vienen por boca de otros, pues los seres humanos somos como espejos del prójimo, nuestras pasiones y desvelos se transparentan en los demás y nos hacen redescubrirnos, asumirnos y renacer en una nueva confianza de que todo siempre vuelve a comenzar. Hace un tiempo, un gran amigo, nacido desde la literatura —que a veces es para mí un mundo más real que el circundante— me dio el correo de una amiga suya que se interesaba por publicar en Cuba. Nunca agradeceré lo suficiente al argentino Carlos Marianidis, el inapreciable don que ha significado la amistad de una mujer singular e irrepetible, que llegó en el momento que más necesitaba del consuelo y afecto de una presencia amiga. Toda fuego, vitalidad, iniciativa y energía, María García Esperón, nacida en tierra azteca un 7 de agosto de 1964, además de ser una de las escritoras mexicanas más galardonadas hoy día, se ha convertido en un hito creativo y humano para mí. Las preguntas de esta entrevista son más un pretexto para darla a conocer a sus lectores cubanos que para indagar yo en cuanto sé o intuyo de ella. Pero su inminente primer viaje a nuestra tierra, donde presentará con niños y jóvenes sus dos libros publicados en Gente Nueva, nos conminan a este diálogo que siempre quedará inconcluso, como así mismo son nuestros sueños y proyectos, cuya dinámica es el siempre, así como nuestro lema es: ¡el infinito!!! ¡Nuestra meta: el más allá!!!

Vale decir que en su obra publicada destacan: El Disco del Tiempo, Premio Barco de Vapor 2004; Tigres de la Otra Noche, Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2005; Querida Alejandría, Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil Norma Fundalectura 2007; Soma: La tumba de Alejandro (Hillman Publicaciones. Bogotá, 2013); La perla y el dragón (Elé Zonacuario. Quito, 2013); El hada Menta (Gente Nueva. La Habana, 2013); El Duende No (Amigos de papel. León, España, 2012); La emperatriz del Reino Amarillo (Hillman Publicaciones. Bogotá, 2012); El anillo de César (Ediciones El Naranjo. México, 2012); Sibila (Hillman Publicaciones. Bogotá, 2011); El disco del cielo (Editorial Gente Nueva, La Habana, 2011); Copo de Algodón (Ediciones El Naranjo. México, 2010); Berenice la sirena (Hillman Publicaciones. Bogotá, 2010); Las Cajas de China (Hillman Publicaciones, Bogotá 2009) y Mi abuelo Moctezuma (Edelvives, Madrid 2009).


¿Existe para ti una literatura infantil? ¿Una LITERATURA? o simplemente ¿Literatura para personas?

Para mí existe una LITERATURA, así con todas las mayúsculas. Esta es sinónimo de otro mundo mejor, bello, esperanzado que desde el principio de los tiempos ha sido cifrado por seres humanos excepcionales —a veces de manera individual, a veces colectiva— en ese arquetipo llamado libro. Y desde ahí irradia tanto oro que atrae a los niños y a los adultos para derramar sobre ellos sus dones.

¿Qué piensas de la infancia?

Que es el manantial del hombre. Y que es más infancia que nunca cuando es descubierta desde la perspectiva adulta, cuando yo adulto, mediante una introspección o mediante un milagro, encuentro al niño que fui, con sus capacidades intactas, con sus sueños relucientes, con su hambre de belleza y de misterio, con su fe.

En tu concepto ¿los niños y niñas leen hoy día más o menos que antes?


Leen de manera diferente. Los niños, los jóvenes ya son todos nativos digitales. El espacio que antes llenaban los libros hoy está tomado por las pantallas. Toda revolución tecnológica tiene sus bajas y sus victorias, y entre lo bueno, esta que hemos vivido ha aportado la lectura del hipertexto que posibilita hacer conexiones que antes eran impensables. Yo fui una niña devoradora de libros, en los setenta. Si hubiera existido Internet entonces yo hubiera leído 10 veces más libros.

¿Nació gracias a tu medio familiar tu deseo de ser escritora?

Creo que nací con ese deseo, forma parte de mi genoma. Y sí, mi familia, era lo que podemos definir como gente-libro o gente del libro. Mi abuela era poeta y lectora formidable, escribía versos en los libros, al terminar de leerlos, eso me impactaba mucho. Para mi madre, la felicidad más alta era la lectura.

¿Qué piensas del tono que deben tener las historias para niñ@s?


En lo personal, a mí me fascina el tono poético, por ejemplo, el que emplea Alejandro Casona en su Flor de leyendas, la prosa de Andersen, los cuentos de Oscar Wilde. Esas expresiones fragantes que se quedan grabadas en el alma de los niños. Una especie de lenguaje sagrado que vaya develando a los niños los paisajes del espíritu humano.

Se suele decir que en cada libro que se escribe va un gran porcentaje de la personalidad de su aut@r. ¿Eres tú parecida a alguno de los personajes de tu obra?

Yo he establecido con algunos de mis personajes una relación de maestro-discípulo en los dos sentidos, ellos me enseñan y yo les enseño, aunque las más de las veces son ellos quienes me revelan esas verdades que voy buscando y que por mí misma no podría encontrar. Los necesito para crecer espiritual, intelectual, emocionalmente. Claro que la mayoría de los personajes de mis obras son históricos. Escribiendo voy a su encuentro. Puedo preguntarles, despertarlos, reclamarles si es el caso, consolarlos y abrazarlos. En respuesta más directa a tu pregunta, te diré que al personaje principal de la novela Sibila que no es histórico sino legendario, le di mi personalidad por entero, fue como vaciar mi ser en un ánfora etrusca o en una estatua antigua para que adquiriera vida.

¿Cómo concibes idealmente a un autor para niñ@s?


Como una persona capaz de percibir intensamente la belleza del mundo. Alguien convencido de una de las enseñanzas socráticas más profundas: que su pensar coincida con su hacer y su decir. Alguien que haya pasado por el sufrimiento y que conserve la ilusión y la esperanza. Alguien que sea siempre capaz de enamorarse de la vida. Y que esté dispuesto, como en el verso de Alberti, siempre a ver sirenas.

¿Reconoces en tu estilo alguna influencia de autores clásicos o contemporáneos?

Cuando más libre y feliz me encuentro escribiendo es al recrear el estilo épico griego. Utilizo los epítetos y el recurso in media res de manera muy natural. De los modernos, la escritura de Marguerite Yourcenar, que descubrí a los veinte años, es siempre una estrella que guía mi navegación a través de los textos.

¿Cuáles fueron tus lecturas de niña?

Yo estaba hambrienta de mitos y los descubrí en forma de libros. Los clásicos de la gran literatura. La Ilíada, la Odisea, Las Mil y una Noches, las historias del rey Arturo, los Nibelungos. La primera novela que me fascinó, a los 9 años, fue Quo vadis?, de Sienkiewicz. También fui fanática de Julio Verne, Salgari, Mark Twain, Dumas, Hugo, Charles Dickens. Y gracias a los gustos de mi abuela, y a sus libros, a los 10 años paladeaba la prosa modernista del mexicano Manuel Gutiérrez Nájera y me aprendía sus versos de memoria.

¿Quién es tu héroe de ficción?
¡El Corsario Negro!

¿Quién, tu villano?

El cardenal Richelieu en Los Tres mosqueteros

¿Cómo insertas tu obra en el panorama actual de la literatura infantil mexicana?

Mi aportación a la literatura infantil y juvenil mexicana tiene dos vertientes: la novela histórica para jóvenes y la llamada poesía para niños. En ambas he podido llegar —y muy rápidamente, lo que me sigue asombrando— a un público generoso —sí, los niños, pero también los maestros y los padres de familia— a través de los conductos que en México se han creado para hacer llegar el libro y la cultura a la mayor cantidad posible de lectores. Me refiero concretamente a las Bibliotecas de Aula, también llamadas Libros del Rincón, que han dotado de libros a las escuelas públicas de todo el país. Yo amo profundamente a México y una de mis principales pasiones es entregar a los niños este amor, amor por las raíces mesoamericanas, por la cultura hispanoamericana, por la tierra, el cielo y el mar, por las lenguas indígenas, por el tiempo sagrado de los antiguos mexicanos, que sigue presente en el siglo xxi, pero hay que saber escuchar, como la canción de una sabia caracola.

¿Qué es lo que te enciende emocionalmente-creativamente?

Me entusiasma establecer conexiones, entre tiempos diferentes, entre personas lejanas, entre cultura distintas. Esta especie de alquimia es posible gracias a la literatura. En muchas de mis obras coexisten los tiempos: la antigüedad, el presente… y encuentro mucho sentido al relacionarlos de esta manera. También me emociona muchísimo dar a conocer la obra literaria de creadores actuales y ayudar para que un libro de un autor de un país sea publicado en otro. Esto me hace más feliz que publicar mis propias obras.

¿Qué es lo que te desanima?


La excesiva y acrítica entrega de tantas personas inteligentes a las redes sociales y que estas se hayan convertido en la referencia de casi todo, que algo valga simplemente porque está en facebook o se tecleó en twitter me parece penoso.



¿Qué atributos morales piensas que debe portar consigo un buen libro infantil?


Los cuatro trascendentales de la filosofía clásica: Unidad, Verdad, Bondad y Belleza. Decía Jung también que los niños necesitan mitos. Y el mito es precisamente esa verdad profunda que se comunica en un lenguaje imaginario.

Aparte de tu profesión actual, ¿qué otra cosa te hubiera gustado ejercer?

Uno de mis sueños ha sido la Arqueología. También me gustaría ser políglota —conozco algunas lenguas pero no a profundidad. Y como sueño dorado, dedicarme a realizar tragedias griegas.

¿Qué profesión nunca ejercerías?

Contabilidad, con perdón de los contadores, que son muy necesarios para que este mundo funcione.

¿Podrías opinar de la relación autor-editor?

Yo estoy muy agradecida con todos los editores de mis obras. Cada proceso ha sido muy enriquecedor para mí, he aprendido muchísimo no solamente de aspectos editoriales, sino de humanidad, de existencia. Escribir un libro es una soledad, editarlo es una compañía. En mi caso, he encontrado la más hermosa, pura y noble amistad en mis editores, en particular en uno de ellos, de quien puedo decir la hermosa definición clásica de amistad: somos un alma con dos cuerpos… y muchos libros por venir.

Al revisar tus libros advierto que hay, de una parte, la intención más que evidente en hurgar en documentos antiguos, misterios soterrados de la historia, a la vez que de manera genial los conectas al presente, mientras que de la otra existe una vuelta a la mítica de las hadas, ¿qué te motiva a escribir así?
¡Qué pregunta más hermosa! Me motiva mi amor por el misterio, por ese lugar que mencionaba más arriba, donde está todo lo bello que podemos ser, toda la esperanza que podemos tener, toda la luz que nuestra oscuridad apetece. ¡Pues mientras haya un misterio para el hombre, habrá poesía! Y en esta formulación becqueriana, son las hadas ese rayo de luna, esa sabia inocencia de ruinas y bosques, esa magia que nos sigue de niños y que podemos conservar durante toda nuestra vida para que siempre en ella, haya poesía.

¿Te sientes más cómoda en narrativa o en poesía?

En narrativa. Mi poesía o la poesía que he escrito, es más bien un homenaje a los grandes poetas que admiro. Soy mejor recitadora de poesía que poeta yo misma.

¿Qué libro sientes te falta escribir?

Quiero escribir un libro sobre Quetzalcóatl y que este libro pueda transmitir la grandeza espiritual del hombre-dios-planeta-rey.

¿Existe un libro preferido entre los que has escrito? ¿Alguno que signifique algo muy especial?
La serie de los Discos del Tiempo es muy especial para mí, porque no es una historia cerrada, sino un proceso que continúa. Porque al escribir la serie —que sigo— he vivido experiencias que solamente pueden calificarse como mágicas, que me entregan el sentido de mi vocación de escritora, esbozada en la infancia: estar cerca, cada vez más cerca, de la dimensión sagrada de la realidad.

Si tuvieras que salvar solamente diez libros de un naufragio ¿cuáles escogerías? ¿Alguno de los que has escrito?

De los míos, ninguno, porque así podría volver a escribirlos de manera diferente y vivir de nuevo la deslumbrante aventura. Y de los libros que amo y de los que he hablado, tengo la memoria tan llena de ellos que forman parte de mí. ¡Pero no soportaría ver hundirse La Divina Comedia, ni las aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote, ni las noches de Scherezada, ni la poesía de García Lorca!

Sé que en ti conviven varias pasiones artísticas, además de la literatura, ¿qué me podrías decir de ello?
Que has escogido muy bien la palabra: pasiones. El flamenco ha sido la gran pasión de mi vida, como arte de duende y desgarro que es, como reminiscente de los cultos mediterráneos de los que he podido hablar en mis novelas. Creación en acto, amor, vida, muerte, sangre, instante hiperestesiado, el del flamenco es el ambiente en el que he entrevisto al Espíritu. Mi otra pasión es la poesía, el decir poemas, el poner mi voz, convertirme en instrumento de eso misterioso que ocurre en las palabras vertidas por el poeta. Esa energía, surgida en el silencio, que en la voz se hace sonido y agita el mundo, lo conmueve. Esto para mí se ha convertido en una especie de religión y en una vocación asumida, particularmente con la obra de algunos poetas contemporáneos españoles y cubanos, que independientemente de que sean mis amigos y los aprecie mucho, la relación que tengo con sus obras es de intercambio de naturalezas, yo me he convertido en esas palabras y esas palabras me han elegido para ser dichas.

¿Podrías decirme qué otra palabra te hacen evocar cada una de estas?

Amor: Dios; Sol: Amor; Eternidad: Mar; Cielo: Libertad; Disco: Destino; Azteca: Renovación; Infinito: Paz; Tiempo: Libertad; Canon: Poesía.

Conociendo que vienes pronto a Cuba, donde ya se conocen dos libros tuyos, uno para pequeños y otro para jóvenes, ¿podrías decirme qué significa este país para ti?

Cuba es además de mi otra patria y el lugar de la amistad y la poesía, la promesa constante de que existe un mundo mejor, donde los sueños persisten y se mantienen de pie mirando al horizonte inagotable. Para los de tierra adentro, como yo, el mar sabe a arquetipo y siempre llegar a sus orillas es una iniciación. La expectativa de ver los rostros de amigos entrañables con quienes he compartido poesía y esperanza y libros y sueños me colma de felicidad en estas vísperas de mi viaje.