Yo pude asistir gracias a la invitaci{on de Santiago Montobbio, el poeta de Barcelona. Mi agradecimiento a Santiago por una experiencia hondamente emotiva en mis primeros días en Barcelona, pues constatar la unión entre el espíritu de Cataluña y el de México es una enorme felicidad.
Al finalizar el homenaje, los jóvenes pianistas y cantantes entonaron el Himno Nacional y fuimos invitados a cantar con ellos. México resonó inmenso en el Conservatorio del Liceu de Barcelona en una tarde surcada por aires de amor y de esperanza.
María García Esperón