Un viaje de ensueño y nostalgia por las páginas del siglo XIX mexicano a través de una protagonista deliciosa. Una joven que lucha por su vocación de actriz en el México de los días de la invasión norteamericana. Se llama Dorotea y es la hija única de unos padres que han decidido desafiar a las buenas conciencias para apoyar decididamente a su hija y seguirla en su sueño.
Martín Macouzet es de esos escritores que poseen el don de soñar y hacer soñar a sus lectores. Tiene la capacidad de viajar en el tiempo y encontrar intactos los paisajes, los aromas, los sonidos y los estados de ánimo de los personajes. Es verdad que sigue la estela de sus antepasados, a los que sale al encuentro con la familiaridad de la sangre, como el entrañable doctor Macouzet de su novela El doctor francés, a quien volvemos a encontrar en este libro que construye sobre su musa, Dorotea.
La fe poética del escritor mexicano conquista al lector por completo desde la primera página que acerca en primer plano a Dorotea. La novela nos sumerge de inmediato en un tiempo aparentemente ido pero que al influjo evocativo de Martín Macouzet se nos revela como un raro presente que nos envuelve y sostiene. Como el nombre de la protagonista, el autor convierte el pasado en un presente, que es una de las formas de decir "regalo". ¿Acaso no significa Dorotea, "regalo de Dios", "regalo divino"?
Un regalo nos hace Martín Macouzet con esta novela que nos entrega la fascinación del teatro mexicano del siglo XIX, las costumbres, los deliciosos platillos, la moda femenina de amplias faldas y largas cabelleras peinadas con rizos, la galantería, las cartas escritas con bella caligrafía, los aromas de las flores, los suspiros de amor y las intrigas de los envidiosos. Mudarse por unos días a las páginas de Dorotea es un regocijo para el alma y una fascinación porque Martín Macouzet es un escritor que posee en toda su pureza -y lo entrega como un regalo divino- el sueño, el mágico sueño de la literatura.
María García Esperón
Barcelona, 26 de octubre de 2025
