En un camino de estrellas
volví a encontrarte, Lucero,
venías trotando despacio
entre los prados de enero.
Y te pedí que llevaras
las ilusiones de nuevo
los besos y la esperanza
y mis mejores deseos.
Así lo hiciste y llegaron
hasta sus manos mis sueños,
mi fe, mi amor, mi confianza
y tantos bellos recuerdos.
Envió su luz y su aliento
hasta mi playa lejana
tú los trajiste Lucero,
temprano por la mañana.
Abrí los ojos y entonces
volví a encontrarte, Lucero,
mi caballito tan blanco,
mi caballito de enero.