En un sueño de palabras...

Mirador poético de un continente, por Juan Carlos Talavera. Excelsior

17 feb 2019


Fuente: Excelsior

Mirador poético de un continente; 50 relatos que van de Alaska a la Patagonia

Recuperan media centena de mitos americanos que construyen un mosaico narrativo similar a las Mil y una noches

17/02/2019 05:00  JUAN CARLOS TALAVERA


CIUDAD DE MÉXICO.

Un pueblo no desaparece si su palabra y sus historias se leen en el presente. Justo eso hace el Diccionario de mitos de América, que compila más de 50 relatos que van de Alaska a la Patagonia, donde se recupera la visión de algunas culturas icónicas y otras casi desconocidas que explican el origen del mundo, los desastres naturales, el sentido de la vida y su relación con el mundo espiritual.

Así lo cuenta a Excélsior la escritora María García Esperón, quien recupera y reconstruye historias de tradiciones tan diversas como la hopi de Norteamérica, la guaraní, andina, mapuche, maya y azteca.

Y coexisten con otras menos conocidas como la algonquina de Canadá, los taínos de las Antillas, los bribris y cabécares de Costa Rica y selknam de la Tierra del Fuego, para dar forma a una especie de Mil y una Noches de América.

En este libro –ilustrado por Amanda Mijangos–  también recogimos leyendas que han pasado por un tamiz romántico e integran la sensibilidad europea con la americana, como se aprecia en la leyenda de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, en la historia de Sac-Nicté o en la flor blanca de Mayab y la leyenda de la Llorona, donde se involucran elementos prehispánicos y coloniales que forman parte del imaginario colectivo de varios países”, explica la autora, que ya prepara un libro con los mitos de Asia.

Otro mito asociado a la araña es el de Waleker, originario de la tradición wayuu que se relata en países como Colombia y Venezuela.
Waleker es una hermosa doncella que teje como si fuera una araña, pero se disfraza de niña abandonada para mostrar al mundo el arte del bordado. Pero cuando es descubierta por el hombre que la adopta, éste se enamora y ella le rompe el corazón al explicarle que no es posible reunir seres de diferente naturaleza, aunque ambos se amen.


"Es un mito increíble, una especie de Cenicienta, una diosa araña que teje las bolsas wayuu, que son una artesanía muy popular y guardan una cosmovisión entera".

TELÚRICOS


Este libro, comenta la autora, es la continuación del “Diccionario de mitos clásicos”, que contiene los mitos griegos y romanos en donde aparecen personajes como Caronte, el Fénix, Orfeo, Sísifo y Zeus.

Así fue como García Esperón se centró en explorar las deidades relacionadas con los movimientos telúricos que podrían asociarse a Hurakán (también llamado el Corazón del Cielo), Quetzalcóatl y Kukulkán (la Serpiente emplumada), el mismo Tláloc y otras entidades míticas de las Antillas.

 El volumen también incluye algunas historias extraídas del Popol Vuh, como la de los gemelos Hun y Vucub Hunahpú, quienes descendieron al inframundo para ser sacrificados por los señores del Xibalbá.

 Para García Esperón, recuperar este conjunto de relatos míticos es una manera de preservar la memoria de esos pueblos que están al borde de la extinción. “Digamos que esos pueblos no desaparecen si su palabra persiste. Ahí está el secreto de su inmortalidad”.

 Esa idea está ligada al trabajo realizado por el historiador mexicano Miguel León-Portilla, que es único en Amércia. “Y es que mientras los mitos de Grecia y de Roma han tenido incontables poetas que los han trovado y recreado, como Ovidio o Robert Graves, los de América han tenido a los arqueólogos y antropólogos, pero no a muchos literatos”

Así que este libro es una invitación para que haya más fabuladores y entre todos tejamos esas Mil y una noches americanas”.

 ¿En qué parte de América hay menos atención a la recuperación de estos mitos?, se le pregunta. “Los mexicanos hemos tenido a personajes como Angel María Garibay o León-Portilla, pero falta mucho más en la Tierra de Fuego”.

 ¿Qué criterios utilizó para esta selección? “Fue un procedimiento intuitivo porque es imposible abarcar la diversidad tan rica. Sin embargo, quise que fuera un mirador para asombrarnos sobre lo que tenemos por disfrutar y valorar. Así que procedí como lo hizo Aurelio González Ovies en el libro anterior, de forma intuitiva y con una visión poética”.


 ¿Por qué recuperar estas historias? “Compilar la selección de mitos clásicos, en el libro anterior, nació para valorar la parte occidental que llevamos en nuestra cultura y en nuestra educación, pero faltaba la parte americana que vivimos, comemos y respiramos… porque eso no está en los libros”, concluye.