Todos nos pusimos el alma de fiesta en esa mañana de septiembre en la acogedora y muy viva Biblioteca Pública de San Miguel de Allende. Nuestra ciudad, corazón de México, fue elegida por el Instituto Estatal de la Cultura como el mejor premio para los ganadores del Segundo Lugar en el Concurso de Niños Escritores de Guanajuato, así como la Biblioteca Vasconcelos y el Castillo de Chapultepec en la Ciudad de México fueron asignados a los ganadores del Primer Lugar.
Silvana y Flor se encargaron de recibir a los medios de comunicación, que ansiaban dar a conocer esta fiesta, y las autoridades de la Biblioteca nos hicieron sentir a todos como en casa. Los niños ganadores, los protagonistas indiscutidos de la jornada, fueron invitados a pasar a la Sala Quetzal, el emblemático espacio que San Miguel dedica a los libros.
Conversamos con un entusiasmo increíble sobre esa magia que es la literatura, los papás que acompañaban a sus hijos vibraban de orgullo e interés. La Sala Quetzal se vio colmada y nos invitaron a pasar al Teatro Santa Ana, ese mágico lugar de tantas resonancias para los sanmiguelenses. Ahí, José Luis, nuestro teatrista de toda la vida nos tenía preparado el escenario con esa magia que bien se sabe. Pude presentarles el retrato de palabras de Copo de Algodón, además de entregarles regalos enormes provenientes del corazón de dos escritores comprometidos con los niños: Enrique Pérez Díaz, de Cuba, y Aurelio González Ovies, de España.
El mensaje de Enrique nos llegó perfumado con la brisa del mar Caribe y causó honda emoción en los presentes, arrancando un aplauso espontáneo y cálido:
Queridos niños de Guanajuato:
Desde este lado del espejo del mundo les mando un abrazo muy grande, tanto como las pirámides que hay en la tierra azteca y tan profundo como los mares que rodean la isla con forma de caimán donde yo vivo. Soy un escritor cubano que piensa en ustedes y a diario, en el modo en que las letras, las sílabas, las palabras, las oraciones y los párrafos e historias que de ellos nacen tracen un mundo mejor para ustedes. Ya sabemos todos -ustedes y yo- que este mundo no es perfecto, pero ¿qué hacemos entre todos para que mejore? Pues libros. Que estas palabras mías les lleguen en la voz de una grande y querida amiga que dignifica tan bien este oficio: María García Esperón. Los abrazo, desde este lado del Mar Caribe, Enrique (Pérez Díaz).
Por si eso fuera poco, Aurelio envió un verso para cada niño, para que entre todos compusieran sus Poemas Humanos. Y aunque los versos fueron repartidos en desorden, los niños escritores pudieron levantar desde sus voces el poema.
¡Y siguieron los regalos! Ana Laura Delgado, la directora de Ediciones El Naranjo, que trabaja incansable para poner en manos de los niños las mejores obras literarias, envió un hermoso separador -marcapáginas- para cada uno de los ganadores. La sensacional cuentacuentos Rosalinda Hernández, de Celaya, nos deleitó con su peculiar versión del cuento de los tres cerditos. Flor presentó a cada uno de los niños y les dio oportunidad de que relataran los argumentos de sus textos ganadores. La mayor ovación se la llevó Héctor, quien demostró que la discapacidad visual puede convertirse en una capacidad más grande, con su elocuencia, su bella y segura voz y su buen humor. Ya casi para finalizar, Silvana organizó una rifa de los libros que regalamos Enrique Pérez Díaz y yo. El Teatro Santa Ana se quedó vibrando de emociones compartidas, pues toda la concurrencia se marchó con Jesús, de la biblioteca hermana, El Nigromante, a caminar por las calles encantadas de un San Miguel de Allende que nos regaló un día muy azul con el alma de fiesta.
Valeria Sinai, Dulce, Daniel Alfonso, Ximena Guadalupe, Brenda, Gretel, Emilio, Ximena, Rosaura, Gaby, Wendi, Luis Ángel, Estefany, Evelyn, Isaac, Daniela, Susana, Kimberly, Carlos, Mariana, Erandi, Marifer, Ana Karen, Ana Yadira, Jesús, Omar, Laura, Héctor, Dulce Nayeli, Diana, María del Carmen, Daisy, Valeria, Luis Ángel... ¡MUCHAS FELICIDADES!
¡Gracias al Instituto Estatal de la Cultura, a la Coordinación de la Red Estatal de Bibliotecas Públicas, a la Biblioteca de San Miguel de Allende y a todos los niños que pusieron en papel su corazón y sus sueños!