Para Enrique Pérez Díaz y Anabel Sáiz Ripoll,
mis amigos Dracs
El dragón celeste
que vive en las cosas
despertó en mi alma
y me trajo rosas.
Me quitó las penas,
me enseñó el camino
puso en mi ventana
un ramo de lirios.
Y me dio esperanza
el dragón celeste
extendió sus alas
para hacerme fuerte.
Y volamos lejos
por el infinito
todo estaba cerca,
nadie se había ido.
Mi dragón celeste
está hecho de sueño,
de luz de certeza,
de paz y de vuelo.
Amor de las cosas
el dragón celeste
siempre está encendido
nunca se oscurece.
Y si acaso duerme
el dragón celeste...
es porque le gusta
que tú lo despiertes.