En un sueño de palabras...

Un niño es un ser infinito y poderoso. Entrevista para Litoral de Notimex

7 jul 2019



Fuente: Notimex
            Litoral

7-julio-2019

La literatura no tendría que estar preocupada por etiquetas o por la creación de fanáticos, sino por la formación de lectores, de amantes de la magia que desprende la palabra escrita, considera María García Esperón, autora de varias decenas de libros que ya han dejado huella en niños y jóvenes de muchas partes del mundo, a quienes lleva su obra, convencida de que “un niño lector es un ser infinito, sin límites”.

Su primer libro, El disco del tiempo, sobre uno de los más grandes misterios de la época de bronce en Creta: El disco de Festos, la roseta de la cultura minoica, data de hace 15 años, cuando María dejó de ser sólo una madre preocupada por los incipientes planes de lectura en las bibliotecas escolares y atendió a la convocatoria del primer premio de narrativa infantil y juvenil de Barco de Vapor, cuyo fallo lo cambió todo.

Sus inquietudes y su amor por la lectura, cultivado desde los cuatro años, se fundieron en una historia ganadora que detonó la vocación de escritora que María había postergado por años, dedicada al periodismo y a la danza flamenca. A partir de entonces, su rumbo es claro: ofrecer a sus lectores palabras “dignas del corazón de Apolo”; poner en las manos de niños y jóvenes lo mejor de la cultura universal de la que ella abrevó en casa de sus padres, una poeta y un bohemio que siempre la llenaron de tesoros vitales: el amor y los libros.

La culminación de ese propósito y de otro más grande, que es establecer un diálogo cultural sin fronteras o límites de cualquier índole, ha sido la publicación de su Diccionario de mitos de América, un libro bellamente ilustrado por Amanda Mijangos, en el que, de la mano de editorial El Naranjo, rescata la tradición mítica del continente.

Con él se han convertido en un grupo de pioneros, porque mientras de los mitos clásicos hay una larga tradición de escritores, en los americanos sólo hay antropólogos, etnólogos y otros especialistas que con métodos científicos ofrecen a cuentagotas este tesoro.

Estamos creando una escuela, dando a los narradores una tradición que no conocían, para que, a su vez, hagan su interpretación personal y la lleven a sus públicos, porque al final todos somos intérpretes de esa tradición y entregársela a niños, maestros y papás permitirá formar una niñez diferente, que disfrute de la magia de la lectura, cuyo hábito es un ejercicio cotidiano que nace de la necesidad de crear un espacio sagrado para beber de la fuente de la memoria que nos da la vida eterna, opina la prolífica escritora.

Y es que, para María, quien visitó Notimex para charlar con Litoral, un niño lector es un ser que no tiene límites, un ser infinito, poderoso en el mejor de los sentidos, humilde, que va madurando en sintonía con su entorno y con una mejor comprensión de lo que lo rodea. En ese sentido, la literatura no tendría que estar preocupada por etiquetas, útiles solo para organizar el mercado, ni por la creación de fanáticos, que consuman todo lo que aparezca en las mesas de novedades, sino por la formación de lectores, de amantes de la magia que desprende la palabra escrita.

Ella, por ejemplo, es considerada un éxito como escritora de literatura infantil y juvenil, cuando nunca ha escrito pensando en contar historias exprofeso para un grupo de edad determinada. Su primer libro es más bien sobre arqueología y eso no es fácil.

“Cuando escribo –afirma entusiasmada- me desdoblo a cuando yo era niña, cuando broté a la literatura de grandes, como los poemas de la abuela María Luisa Lepine de Esperón, quien tenía una casa de poeta y donde leía a Rubén Darío, de quien memorizaba sus poemas; de tal suerte que cuando yo me puse a escribir lo hice como lo que pensé que le gustaría leer a esa niña, y quienes me leen hoy son los niños que yo fui”.

Pero el éxito y lo prolífico de la literatura de María García Esperón, quien en estos 15 años ha colaborado en una docena de libros y más de 40 publicaciones propias, entre las que destacan las novelas Dido para Eneas, Atenas por siempre y Copo de algodón; los poemarios Tigre de otra noche o Aires de don Aire y narraciones como Cuentos del Olimpo, se debe además al entusiasmo que ha puesto a la promoción de la lectura y, a la auto promoción de su obra en internet, junto con la de otros autores a los que ha entrevistado para un activo blog destinado a abrir puertas para todos.

Antes de escribir su Diccionario de mitos de América, había escrito en coautoría el Diccionario de mitos clásicos. Poesía y narraciones, y Mitos de siempre. Narraciones, al lado del estudioso español Aurelio González Ovies, con quien tiene una conexión intelectual especial, y al cual conoció en 2015 cuando ella presentó Dido para Eneas, en la librería Juan Rulfo del Fondo de Cultura en Madrid, y él disertó sobre la mirada de los clásicos que ha dado España y Latinoamérica.

¿Qué sigue? No lo sabe, pues por ahora está en el camino profundo de los mitos y ya trabaja en el Diccionario de mitos de Asia y otro de África, que incluya a Egipto, en el camino de entrelazar mitos de todas las culturas, también está culminando un proyecto en Colombia, sobre Cuentos del Olimpo, que aborda la teogonía, y otro sobre leyendas griegas; a la par, este año concluyó la reescritura de La Iliada y La Odisea, y ahora se ocupa de cuatro tragedias más.

Obras que no adapta, sino que rapsodia, como en su época lo hiciera Homero, quien era un narrador oral que componía sobre una tradición ya hecha, y eso es lo que ella hace, construir un logos, un discurso a partir de investigación, de sus repetidas lecturas y de la poesía, que le permite llegar a la narrativa americana.

Pero ¿cuál es su recompensa en esta ardua labor? La de enterarse de casos de niños lectores a los que les ha cambiado la vida de alguna manera, como un par de colombianas que la han contactado para decirles que gracias a sus libros se apasionaron por la arqueología y acaban de hacer trámite para una beca Erasmus que les permita estudia en Efeso, en la actual Turquía.

“Saber que yo les puse a la mano esa visión universal, ilimitada, la certeza de que puedes tocar tu sueño del tamaño que sea, no hay palabras para expresar la satisfacción que te da eso”, dice, al tiempo que destaca que también lo vio en su hijo, al que califica como un ser libre y sin límites, y lo ve en esos lectores que muy pronto han descubierto, influenciados por sus libros, de qué se trata la vida.

Y es algo que no se esperaba hace 15 años, cuando sólo pensaba en viajar, a cambio, expone, ha tendido una red de oro, en medio de la cual, su propuesta es “que vivamos un Siglo de Oro, aprovechando que los mexicanos estamos en el corazón del mundo, porque no hay mejor lugar para un nuevo estadio de la civilización y del espíritu humano.