Fuente: Zenda Libros
Las mil y una noches americanas
04 Mar 2019/C. RUBIO ROSELL /
Recuperar los mitos es una manera de preservar la memoria de los pueblos que los han tejido con ese finísimo hilo que es la palabra. Muchos pueblos han desaparecido, pero sus mitos han permitido que su palabra y, con ella, su espíritu, pervivan. Como dice la escritora mexicana María García Esperón, “ahí está el secreto de su inmortalidad”. Continuando con la idea de su Diccionario de mitos clásicos, el cual recupera mitos griegos y romanos, García Esperón ha escrito un Diccionario de mitos de América (Ediciones El Naranjo), en el que compila más de 50 relatos que recorren la geografía cultural de Alaska a la Patagonia, donde se recupera la visión de algunas culturas icónicas y otras casi desconocidas que explican el origen del mundo, los desastres naturales, el sentido de la vida y su relación con el mundo espiritual. Los personajes clásicos europeos, como Caronte, el Fénix, Orfeo, Sísifo y Zeus, muestran ahora su rostro americano, y se llaman Hurakán (también llamado el Corazón del Cielo), Quetzalcóatl y Kukulkán (la Serpiente emplumada), Tláloc, (señor de la lluvia) o los gemelos Hun y Vucub Hunahpú (del Popol Vhu), quienes descendieron al inframundo para ser sacrificados por los señores del Xibalbá. La idea de García Esperón —quien reconstruye historias de tradiciones tan diversas como la hopi de Norteamérica, la guaraní amazónica, la mapuche andina, o la maya y azteca mesoamericana, las cuales coexistieron con otras menos conocidas como la algonquina de Canadá, los taínos de las Antillas, los bribris y cabécares de Costa Rica y selknam de la Tierra del Fuego— es que mientras los mitos de Grecia y Roma han tenido incontables poetas que los han trovado y recreado, los de América apenas han tenido a los arqueólogos y antropólogos, pero no a muchos literatos, así que este libro es para la autora una invitación velada para que haya más fabuladores contemporáneos que a partir de todos estos mitos puedan tejer unas “Mil y una noches americanas”. Si para García Esperón recopilar los mitos clásicos del viejo continente nació con el propósito de valorar la parte occidental que llevan los pueblos americanos en su cultura y en su educación, ahora ha tratado de llenar un vacío, pues faltaba la parte original que viven, comen y respiran en América, y que no suele aparecer en los libros.