La mexicana María García Esperón, entrevistada por una periodista de la televisión local. Foto: C.I. |
La noche de los clásicos vivientes
Por Carlos Izquierdo
29 octubre 2015
Fuente: Diari de Tarragona
La escritora mexicana María García Esperón presenta en Tarragona 'Una apuesta por los clásicos', proyecto que procura acercar los textos griegos y romanos a los adolescentes
La lectura es una manera de cambiar de plano», explica. Formada en Ciencias Humanas y Letras Clásicas, considera que «el aprendizaje del griego, el latín y el náhuatl es lo más parecido a viajar en el tiempo que existe». Tener un hijo le sirvió para encauzar su vocación. Desde muy pequeño, cada noche, «le leía un fragmento de la Odisea», recuerda. Comprobó que le fascinaba y eso la animó a escribir. El resultado fue El disco del tiempo, una historia que gira en torno a los enigmas del disco de Festos, y que le valió el Premio Barco de Vapor en 2004. Desde entonces su apuesta por rejuvenecer los clásicos se ha paseado por toda Sudamérica y ahora recala en Europa.
«En la ESO no se leen muchos clásicos, hay barreras léxicas y ortográficas que provocan rechazo», aclara Anabel Sáiz, especialista en literatura infantil y juvenil, que acompaña a García Esperón en la cita. «Como todas las cosas, los clásicos tienen su tiempo, pero si los fosilizamos, mueren. Hay que coger a sus personajes, sacarlos del formol y hacerlos revivir de una manera actualizada», todo con tal de doblegar aquella máxima provocativa de Mark Twain cuando arguyó que «un clásico es un libro que la gente elogia pero no lee». En su libro Por qué leer los clásicos, Italo Calvino sostenía que no se leen, «se releen», siempre abiertos, casi infinitos, «nos esperan y nos dan llaves», asegura el poeta Santiago Montobbio, también protagonista de la velada, dándole la razón a Azorín cuando relató que «en los clásicos nos vemos a nosotros mismos». Como el Quijote, la escritora mexicana ha descubierto el Mediterráneo en Barcelona, remarca Montobbio, quizá en homenaje a Cervantes, autor soberbio que nos legó: «En algún lugar de un libro hay una frase esperándonos para darle un sentido a la existencia».
«En la ESO no se leen muchos clásicos, hay barreras léxicas y ortográficas que provocan rechazo», aclara Anabel Sáiz, especialista en literatura infantil y juvenil, que acompaña a García Esperón en la cita. «Como todas las cosas, los clásicos tienen su tiempo, pero si los fosilizamos, mueren. Hay que coger a sus personajes, sacarlos del formol y hacerlos revivir de una manera actualizada», todo con tal de doblegar aquella máxima provocativa de Mark Twain cuando arguyó que «un clásico es un libro que la gente elogia pero no lee». En su libro Por qué leer los clásicos, Italo Calvino sostenía que no se leen, «se releen», siempre abiertos, casi infinitos, «nos esperan y nos dan llaves», asegura el poeta Santiago Montobbio, también protagonista de la velada, dándole la razón a Azorín cuando relató que «en los clásicos nos vemos a nosotros mismos». Como el Quijote, la escritora mexicana ha descubierto el Mediterráneo en Barcelona, remarca Montobbio, quizá en homenaje a Cervantes, autor soberbio que nos legó: «En algún lugar de un libro hay una frase esperándonos para darle un sentido a la existencia».