María García Esperón
Siempre el pasado me aguarda en el futuro. Le temps revient.
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El Velo de Helena en San Luis Potosí
La Diosa. El Enigma de la Plaza de Cataluña
Carrer Comtal: Una calle encantadora
Ha nacido en el Medioevo
esta calle encantadora.
Es un estuche de versos
en la Vella Barcelona. (MGE)
Vianant que passeges
ets al carrer Comtal
un carrer sense enveges,
plácid i cordial.
Un carrer amb molta historia
guarda'l sempre a la memòria
i estalviarás molts cabdals.
Ara marxo amb recança
i el cor em fa molt mal
perquè m'entra l'anyorança
en deixar el carrer Comtal.
David Griñó
Al pie de Barcelona
La gota de agua al pie del río, parafraseando a Borges.
Barcelona i jo, siguiendo a Serrat.
La gota que sóc jo al peu del riu que és Barcelona...
La escultura de Frederic Marès en la Plaza de Cataluña es la Barcelona que a su deidad aúna la de Hermes y que airosa sostiene un barco que navega por su mar. Visques sempre, ciutat divina, mil·lenària i comtal
Carrer d'Estruc: La calle mágica
Existe en Barcelona una calle mágica como pocas en el mundo. Es el carrer d'Estruc, en Ciutat Vella, donde en el siglo XIV habitó un mago llamado Astruc Sacanera. En el siglo XX un alquimista moderno, Ricardo Bru, diseñó placas con símbolos de la cábala hebrea y alquimia medieval y se ocupó de poner sendas placas que explican tanto la historia de la calle, como su esfuerzo:
“A primeros del siglo XV la gente llamaba a esta calle Astruc Sacanera, o sea del astrólogo o brujo de Sacanera. Astruc es una hierba curativa y una palabra antigua aplicada a astrólogos o brujos. Aquí se vendía la pedra escurçonera, poseedora de virtudes contra la rabia y las picaduras”.
Nombre e historia que darían origen al apellido barcelonés Estruc o Estruch, o escrito en sus avatares mexicanos Estruk, Estruck y Struk y que recuerda a un mago bueno que en la Edad Media catalana, curaba con su escurçonera la rabia y las picaduras de serpientes.
Portaferrisa
La fuente de Portaferrisa -Puerta Ferrada- es el recuerdo de una Barcelona amurallada en el siglo XIII. La fuente está decorada con una preciosa cerámica que muestra instantes de la vida cotidiana de la ciudad en el siglo XVIII. Gran actividad al pie de la muralla y una imagen del santo Josep Oriol. La cerámica es obra de Joan Baptista Guivernau, realizada a mediados del siglo XX. Se llamó Portaferrisa por las barras de hierro que decoraban el portal y que se utilizaban como unidad de medida.
Santa María del Pino
Desde mi ventana miro una torre bellísima y me propongo descubrir a qué edificio corresponde. Solo atravesar la Rambla y llegar a la Calle de Casanyas. Ahí se levanta la Basílica de Santa María del Pino, joya del gótico catalán, construida a principios del siglo XIV. Piedra elocuente de siglos, sencilla, sobria y señera. Debe su nombre a a devoción mariana, a un milagro que mostrara la imagen de la Virgen en el tronco de un pino. Alta y perenne como el pino la pureza de María, siempre verde, apuntando al cielo.
Raquel Meller, la Violetera, vive en su monumento en Barcelona
Carrer Nou de la Rambla esquina Paral.lel. Fuente de la Violetera. Monumento a Raquel Meller... Qué golpe de bella época, qué regalo de fantasma, cuánta nostalgia de lo nunca vivido y siempre anhelado. Raquel Meller... la que quise ser o fui, la humanidad es misteriosa y me ofrece aquí en Barcelona, un ramo de violetas mientras Safo, en su cielo respectivo, sonríe.
Barcelona es Alejandría
Barcelona: romana y gótica
En el Museo de Historia de Barcelona se pueden entreverar las páginas del pasado con las del presente. Sentir el espíritu romano que atraviesa la ciudad desde su fundación, aunada a su arquitectura gótica. Del Templo de Augusto a la Capilla de Santa Ágata lo romano engarza lo gótico y viceversa y siempre acecha el ojo de un inquietante dragón.
Catalunya canta el Himno Nacional de México: Homenaje a Jaime Nunó en Barcelona
Yo pude asistir gracias a la invitaci{on de Santiago Montobbio, el poeta de Barcelona. Mi agradecimiento a Santiago por una experiencia hondamente emotiva en mis primeros días en Barcelona, pues constatar la unión entre el espíritu de Cataluña y el de México es una enorme felicidad.
Al finalizar el homenaje, los jóvenes pianistas y cantantes entonaron el Himno Nacional y fuimos invitados a cantar con ellos. México resonó inmenso en el Conservatorio del Liceu de Barcelona en una tarde surcada por aires de amor y de esperanza.
María García Esperón
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- La libertad de la poesía, de Santiago Montobbio
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