Por María García Esperón
Era la primera vez que la Librería Confabulario, de San Juan del Río, que celebraba su primer aniversario, realizaba un enlace vía Skype con un escritor al otro lado del océano, a 7 horas de diferencia horaria y que era la señalada presencia en tiempo real del encuentro "La poesía de España en Confabulario".
A mediodía, Miguel Ángel Rivero, Director de Prevención del Delito y yo habíamos tenido una entrevista en Radio Exa San Juan del Río para hablar de este encuentro en la cultura. Nuestros anfitriones, los dos Franciscos, se manifestaron agradecidos por poder conocer y transmitir la persona y la poesía de Santiago Montobbio. Hablamos de su perfil de poeta, para mí tan particular y misterioso. De su temprana irrupción fulgurante en la poesía durante los ochentas y de esos veinte años de silencio que desembocaron en la majestuosa estirpe de versos que llevábamos en los tres volúmenes: La poesía es un fondo de agua marina, Los soles por las noches esparcidos y Hasta el final camina el canto.Y vendrá un cuarto libro, anunciamos ante los ojos de ese asombro, de esa confabulación poética en que se convirtió la entrevista.
Los tres libros -hasta ahora- del extraordinario ciclo de 2009, compuesto por 942 poemas |
Ya Miguel Ángel Rivero había expresado su admiración por la poesía de Santiago en la Librería Confabulario, al leer Me pongo entero en el poema frente al emblemático muro de la librería en el que están escritas palabras de El llano en llamas, de Juan Rulfo, ese escritor mexicano universal también misterioso, que por ley poética se convirtió en anfitrión de la poesía del universal barcelonés Santiago Montobbio.
Confabulario. Eso fue todo ese día. Confabularse con la tecnología para encender en esa pantalla la presencia de la poesía. Los ingenieros de la Dirección de Prevención del Delito y de la Librería Confabulario lograron que la voz y la mirada de Santiago Montobbio fuera proyectada ante el numeroso público que a pesar de la lluvia colmó el Foro esa tarde que se convirtió en noche.
Mientras leíamos uno de los poemas de La poesía es un fondo de agua marina se establecía la conexión. Y aunque sabíamos que era tecnología y que era Skype, tuvo mucho de mágico cuando al aire del poema apareció en la pantalla la imagen de Santiago Montobbio, con un fondo que se percibió dorado y luminoso.
El poema está
siempre despierto, siempre herido. En el poema
está
el corazón secreto del estío. El poema
te vive y te persigue. El poema te escribe.
Al término de ese verso, el poeta habló ante ese centenar de personas atentas y envueltas por la magia del poema y la bienaventuranza de esa comunicación. Escuchar tres de sus poemas en ese tiempo y lugar fue para todos un privilegio. La breve introducción que habíamos ofrecido a hechos de su trayectoria poética y de su modo de ser y habitar en la poesía fue confirmado con él en una conferencia que ya queda para siempre en la memoria de San Juan del Río. Esa noche, al calor de la presencia de Santiago Montobbio, el poema nos escribió a todos. Y sentimos, por un instante de misteriosa permanencia, que el Poema es Todo.