Fue en la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica, donde hoy he podido adquirir mi primer ejemplar de Vengo del Norte, el libro de Aurelio González Ovies que nos ha unido a tantos en las dos orillas.
Gaby lo buscó gentilmente para mí pues como el libro acaba de llegar en este enero 2019 todavía no estaba puesto en la mesa de novedades, donde lo iremos a visitar con mucha frecuencia.
Gracias al Fondo de Cultura Económica España y Colombia que coeditaron este libro en 2017 antes de que a Aurelio González Ovies le fuera concedido en su tierra el Premio de las Letras de Asturias 2018, en reconocimiento de su singular y humana, necesaria literatura.
La celebración se imponía y en el restaurante Oh Madrid de Insrugentes Sur, compartí fabada asturiana y vino español a la distancia con todos aquellos que hicieron realidad este sueño.
Nos vemos en la 4 Feria del Libro de San Juan del Río el 17 de febrero. La comunidad lectora sanjuanense me honra con su amistad, generosidad y apertura a mi propuesta de literatura infantil y juvenil. Toda una ilusión reencontrarme con mis queridos amigos lectores de San Juan.
Una mañana de enero y después de encontrar en la calle la primera flor de jacaranda del año,me encaminé al Colegio María Montessori, de la Ciudad de México, para ir al encuentro de unos maravillosos niños de quinto de primaria que le dieron una cálida acogida a las aventuras de Kei a través del tiempo. Gracias al equipo del colegio, a la directora Miss Maritza, que es un encanto, y a la EditorialNorma por propiciar este encuentro.
La poesía para niños de Aurelio González Ovies se ha convertido, en manos de lectores de España, Colombia y México en una oportunidad de educación y de disfrute. Su obra enseña a los más pequeños a amar y cultivar la Palabra y a los mayores, a redescubrir su magia. pic.twitter.com/p6iniyplMK
El 18 de enero próximo, a las 19:30 en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo, Aurelio González Ovies recibirá el Premio de las Letras de Asturias 2018.
Aurelio González Ovies nació en 1964 en Asturias. Su pueblo, Bañugues, está situado al borde del poderoso mar Cantábrico que tantas verdades le susurró al poeta desde que siendo un niño abrió los ojos a la belleza. Los acantilados le revelaron sus misterios, las alas del nordés, -el viento nordeste- agitaron sus sueños y le revelaron la dimensión sagrada de la Naturaleza. Los pescadores y sus redes, la vieja mina y sus túneles y alumbrado de carburo, la cal de las paredes de casas sencillas, sin lujos, pero colmadas de amor humano, fueron el marco en el que transcurrieron sus primeros años.
Entonces, y durante toda su vida, fue fundamental la figura de su madre, Luz Ovies Quirós, una mujer extraordinaria que de la escasez material tejió abundancia espiritual y que rodeó la infancia de Aurelio y sus hermanos de un cariño luminoso como su nombre y que el poeta no ha cesado de reconocer a través de su obra. Siempre afirma que su madre fue el origen de su vocación literaria, pues acostumbraba cantar rondas, canciones y romances, en su hermosa lengua asturiana. Es el asturiano la lengua materna de Aurelio, en la que compuso sus primeros versos y que no ha dejado de cultivar, al lado de su creación en castellano.
Doctor en Filología Latina y Profesor Titular de Latín en la Universidad de Oviedo, Aurelio González Ovies es todo un referente de la vida cultural asturiana. Ha sido profesor de muchas generaciones a las que ha transmitido su amor por los clásicos griegos y romanos. Su actividad poética ha transcurrido de manera independiente a grupos y corrientes, por lo que se ha constituido en el símbolo vivo del poeta auténtico y libre, cuya voz se levanta solamente en nombre de la poesía. Dejemos que, para finalizar esta breve nota biográfica de un inmenso poeta, él mismo se describa a través de su poema Ley de la palabra:
Yo no soy más grande que ninguno, no poseo tampoco más riqueza. Sino que al irse mi inocencia un día, vi el camino del oro, vi el camino de las posibilidades, vi el camino de los devoradores, vi el camino de la autodestrucción, vi el camino de los acatamientos, vi el camino de la desvergüenza, vi el camino del miedo, vi el camino de los reyes y de los tronos altos. Y al irse mi inocencia un día, miré a la libertad y fui tras ella.