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Foto: New York Times
En el Museo Arqueológico de Atenas se presenta la muestra "La mujer en la antigüedad".
La exposición consta de 172 objetos y continúa la realizada en el Centro Cultural Onassis de Nueva York el año pasado: "Worshiping women: Ritual and Reality in Classical Athens".
Función de este tipo de exhibiciones es mostrar nuevas lecturas de viejos tópicos. El que ahora revisa y cuestiona la muestra en el Museo Arqueológico de Atenas, es el de la mujer griega considerada como un sujeto pasivo y mudo. Cierto que no votaban -no eran "ciudadanos"-, no se les consultaba su voluntad para casarlas, lo que ocurría siendo muy jóvenes y que a nivel jurídico su status no era muy diferente al del esclavo.
Pero la iconografía de la muestra revela lo que ocurría en la vida cotidiana, fuera de la legislación y de la política: la mujer era el corazón de la polis, el centro y la voz cantante de los rituales numerosos.
Mucho, si no es que todo, de Atenea, Ártemis, Perséfone y Deméter tenía la mujer griega.
Y el rostro de Afrodita, gracias a Praxíteles, ha sido para siempre el divino rostro de la humana Phryné.