30 oct 2018 | By: María García Esperón

Los cuentos que Pessoa no escribió se presenta en Madrid

Es un honor haber participado en la publicación de "Los cuentos que Pessoa no escribió",  un proyecto de la Editorial Huso que dirigen Mayda Bustamante y Gabriela Guerra. El volumen colectivo se presentará el 12 de diciembre en la librería Ocho y Medio de Madrid y celebra el 130 aniversario del nacimiento del poeta portugués.

La publicación se nutre de textos inspirados por el poeta, que gracias a la convocatoria de  Mayda Bustamante y Gabriela Guerra, ha reunido a 25 escritoras en una celebración polifónica.

Mi contribución es un texto titulado "La hora de la vuelta", sobre Sebastián de Portugal, el joven rey de sueño que Pessoa invocara y que en la alta hora de los mitos, algún día, regresará.

Mi agradecimiento a Editorial Huso por invitarme a participar en este proyecto y los mejores deseos por la buenaventura de "Los cuentos que Pessoa no escribió".



25 oct 2018 | By: María García Esperón

Atenas siempre




Llegar a Atenas para mí es respirar Destino. Es reconocer, recordar, renacer en la Memoria. Es anámnesis teñida de los sentimientos más altos, los ideales más sublimes. La Acrópolis y la invisible estatua de la Doncella, tan presente. Los olivos, las nubes, las piedras. Los hombres que aquí fueron, los helenos de otros tiempos: la huella de Sócrates, de Fidias, de Platón... El amor de Aspasia por Pericles y de Pericles por Aspasia. La lengua griega, suma de bellezas. El aire, el sol, la canción del viento entre los los olivos. El paisaje que Dimitris Pikionis trazó para que Atenas pudiera vincular su pasado con su presente. Tantos mitos, tantos seres, tanto amor...




Frente a la llamada prisión de Sócrates




La luna del Partenón


Odeón de Herodes Ático

En la Pnyx



Hasta pronto, resplandeciente Creta




22 oct 2018 | By: María García Esperón

Entrar en el disco de Festos. Museo de Heraklion (y sigue el hilo de Ariadna)


El Museo Arqueológico de Heraklion brinda al visitante la posibilidad de entrar al disco de Festos gracias a la tecnología. Una animación 3D sorprendente, que me ha fascinado. Es maravilloso lo que la tecnología puede hacer por la cultura.



Frente a una recreación del ala este del Palacio de Knossos... el Disco del Tiempo

El deslumbrante Laberinto. la maqueta del Palacio de Knossos

20 oct 2018 | By: María García Esperón

El Disco del Tiempo en Creta. Sigue el hilo de Ariadna. Knossos

Con mi admirado Sir Arthur Evans

Knossos. El admirable laberinto,  la pasión de Evans, su hallazgo, su paciencia, la reconstrucción. Creta y sus árboles, las columnas rojas, los frescos (reproducciones) los canales de conducción del agua, también meandros y en una telaraña, el hilo de Ariadna, el original, único, eterno.

Una hora de camino -a pie- desde Heraclion brinda la visión de Knossos. El complejo palacial es impresionante y my extenso, pero los pasos llevan a las más famosas de las piezas: el príncipe de los lirios, la procesión, el Trono de los Grifos, donde imaginé sentada a Ariadna en El disco del tiempo. 

Se piensa que cerca de Heraclion -si no es que Heraclion mismo- era el puerto de Knossos. Ahi llegó aquel barco negro de velas de donde descendió Teseo, después recuperaría del mar el anillo de Minos -el rey que lanza el anillo al mar, imagen nupcial que evoca las bodas de Venecia con el Adriático, o del Dux con la ciudad y que tendría su origen en la riqueza infinita que Creta, mi isla resplandeciente, irradió hace tantos siglos como sueños ha tenido la humanidad.

Mi isla. 

Soñada en esas páginas de El Disco del Tiempo, hace tantos años que parecen mitos. Hace tantos libros que parecen sueños. Atisbada apenas y hoy realidad. 

Pasa el rey Minos, hijo de Zeus. Oigo respirar al Minotauro, lo custodian las hachas dobles. Veo caminar sombría de deseo a la blanca Pasífae, Dédalo con sus planos bajo el brazo, ensimismado, Ícaro atisbando el cielo...

Y a lo lejos, el mar...

















Knossos. Su imagen


¿De quién es el Laberinto?

Translúcida. Invisible. Telaraña en Knossos

19 oct 2018 | By: María García Esperón

El Disco del Tiempo en Creta. Sigue el hilo de Ariadna. Nikos Kazantzakis


El hilo de Ariadna es como el duende flamenco: aparece cuando quiere y manda. No fue este el día para ir a Knossos a continuar la visita al Museo Arqueológico, sino para ir al encuentro del escritor y poeta, ensayista, dramaturgo, el cretense Nikos Kazantzakis.
En El Disco del Tiempo, la primera vez que se menciona su nombre es al hablar del aeropuerto. "Nombre de poeta"... Eso lo investigué cuando lo escribí hace 14 años y lejana estaba de aterrizar en Creta. Ahora llegué a Kazantzakis por la puerta del Museo Histórico de Heraklion. La compleja historia de la ciudad que fue romana, veneciana, otomana y teatro de batallas en las guerras mundiales se extiende por varias plantas. El hilo de Ariadna se detuvo en la última, donde están albergados manuscritos yobjetos personales de Nikos Kazantzakis, que los donó a su ciudad.
En este viaje de puertas de percepción abiertas, fue sencillo percibir la presencia del escritor y sentarse sin más a ver una selección de imágenes de películas basadas en sus libros. Zorba el griego y dos acordes del syrtakis que baila magistralmente el mexicano más cretense de todos, Anthony Queen... y en minutos, la esencia completa de La última tentación de Cristo, donde Kazantzakis redimensiona la historia y crucifica al Tiempo.
Después, salir del Museo y buscar entre vericuetos de calles el Memorial de Kazantzakis, encontrar ahí a una joven griega que paseaba y dejaba a correr a su perro sobre el césped que rodea la tumba y que al parecer es su costumbre -qué pensar sino que es vida para la muerte, movimiento para la quietud, sonrisa para la tristeza-  es con su sencilla lápida y el epitafio más hermoso del mundo, escrito en la lengua de los dioses bajo una sencilla cruz, cruz de Cristo, Cristo cretense:

Δεν ελπίζω τίποτα. Δε φοβάμαι τίποτα. Είμαι λέφτερος

«No espero nada, no temo nada, soy libre».








18 oct 2018 | By: María García Esperón

El Disco del Tiempo en Creta. Sigue el hilo de Ariadna. Museo Arqueológico de Heraklion


El Museo de Heraklion abrió sus tesoros. Como si de una llave mágica se tratara, el camino que he hecho desde hace 14 años en torno a la cultura minoica dio sus frutos. Pues de eso se trata la magia, de recoger el bagaje espiritual y psíquico, concentrarlo y esperar humildemente que acontezca... ¿la revelación? ¿el milagro? ¿la experiencia estética? Si esta es la inminencia de la revelación, como decía Borges, pocas veces ha estado mi conciencia tan cercana a ella como ante esa vitrina que custodia (palabra exacta) el disco de Festos.

Escuchaba las explicaciones de los guías en griego, sin entender pero entendiendo. Una joven madre francesa llegó llena de emoción con sus niños de la mano explicándoleslo que ella sabía del disco. Yo iba y venía, reconociendo todas esas obras maestras de la cultura minoica que había visto en los libros. Ahí estaba el príncipe de los lirios, y las damas de Knossos, y la parisienne, con su rizo de cabello negro sobre la frente. El sarcófago de Hagia Tríada. Las hachas dobles, cuya sombra se percibe en las páginas de las novelas y que encontramos con Enrique Pérez Díaz en Cuba en el Paseo del Prado y en uno de los atributos de Shangó, el más misterioso, quizás, de los orishas.

Me introduje en la estructura de madera que reproduce el palacio de Knossos, complejo como un laberinto... porque ES el laberinto. Vi en un muro la pareja entrañable de amantes que son Ariadna y Teseo y un amabilísimo guardia que me adivinó el pensamiento se dirigió hacia mí entre todos los visitantes para llevarme a la pieza, que es una vasija, que tiene pintada la figura original. 

Horas después, pasada la medianoche cretense, me comunico con Philippe hasta Shangai, donde vive  y me pregunta mis impresiones. Lo que tengo que decirle es tan largo y sorprendente como el río de Heráclito: que somos y no somos, que lo que él hizo hace tantos años en torno al disco de Festos desarrolló su espíritu, que el disco es un objeto sagrado, no una pieza de estudio, y que todo ese conocimiento me lo entregó él a mí y yo a su vez lo puse en un libro.

Mi hijo me pregunta por qué, a los 14 años, amé tanto el disco de Festos. Le digo que el amor no tiene respuesta, que es un mandato que nos pone en movimiento, y eso es. Aquí estoy, 14 años después de haber escrito el libro, en Heraklion, capital de Creta, a la que siento que pertenezco (el mar y la humedad me han ondulado el cabello, como a las cretenses de los frescos). 

Creta, la Resplandeciente isla en la que todo me habla, en la que -como en el poema de Aurelio González Ovies- todo me nombre, todo me dice, todo me afirma. Todo es Palabra.

Tengo fotos, sí, aquí están, pero no es ese mi interés, sino el ver con el ojo de la mente. 

Porque he seguido el hilo de Ariadna y contemplado quizás y solo por instantes breves, el eón de los dioses.