En un sueño de palabras...

Proyecto Tlalocan en Teotihuacan: noticias del inframundo

31 oct 2014



El túnel que se encuentra debajo del templo de Quetzalcóatl revela sus secretos. Miles de objetos (se habla de setenta mil) en lo que se llama una ofrenda -semillas, piedras preciosas, bastones de mando, petates de cestería, simbolo de realeza, discos de pirita, esqueletos de animales (¡escarabajos!) y en las dos cámaras que flanquean el camino, esas misteriosas esferas metálicas, en número aproximado de 300, hablan del espacio sagrado por excelencia para la gente que brotó de este suelo: el inframundo.

Los antiguos teotihuacanos recrearon el viaje a los infiernos de Quetzalcóatl o el infierno mismo en ese túnel. Basta revisar el mito de los nueve infiernos -en pasmosa coincidencia con los nueve círculos que imaginó Dante Alighieri en su Comedia- para comprender el espacio sagrado que quisieron recrear esos portentosos hombres civilizados, nuestra raíz. Las paredes espolvoreadas con pirita, pueden haber sido el recurso plástico que usaron los teotihuacanos para recrear el cielo estrellado. En el mito, los astros surgen del interior de la tierra.

Las declaraciones de los arqueólogos apuntan en el sentido que los constructores de ese infierno cavaron profundamente, hasta los mantos freáticos para incluir en la geografía fundamental de la muerte los ríos subterráneos.

Como toda excavación, la del Proyecto Tlalocan en la ciudad sagrada, tiene sus tiempos y sus riesgos. Peligro de derrumbes, emanaciones de gas radón producto de la descomposición orgánica- impenetrabilidad por acumulación... pero mientras esperamos los resultados que arrojen las peidras podemos consultar los textos, la iconografía, la escultórica de la que están llenos los museos o hacer resonar la sola palabra. Teotihuacan: donde los hombres pueden convertirse en dioses.




Desde Colombia para todos: El Tren Dorado

24 oct 2014


Desde Colombia se viene abriendo paso con fuerza, cuidado y amor una nueva colección de literatura infantil y juvenil. Se llama El Tren Dorado y bajo el sello de Enlace Editorial incorpora para la práctica de la literatura en la escuela muchas de las teorías que se han discutido y presentado en los últimos años en los foros de LIJ en todo el mundo. 

Bajo la conducción de la editora Alejandra Ramos Henao los primeros libros de esta colección han nacido con esa ilusión y esa fuerza de los proyectos nuevos. Los autores convocados por El Tren Dorado en esta primera etapa pertenecen a varios países latinoamericanos -Colombia, Argentina, Uruguay, Cuba y México- y sus nombres se despliegan orgullosos de pertenecer a este joven impulso colombiano: Graciela Amalfi, Albeiro Echeverría, Enrique Pérez Díaz, Luis Darío Bernal Pinilla, Zulma Mastroianni, Margarita Londoño, Christian Schuster, Jairo Daza, José Luis Díaz-Granados, Carlos Rico y quien esto escribe, María García Esperón.

El Tren Dorado hará las delicias de grandes y chicos, de alumnos y maestros, de padres, abuelos y tíos. El Plan Lector incluye un cuaderno y el derecho a participar en la Plataforma Interactiva que plantea una gran variedad de recursos para hacer de la lectura una experiencia educativa, lúdica, recreativa, generadora de cohesión social y un absoluto placer.

Desde aquí, extendemos la invitación para subirse a los vagones de este tren que anuncia su salida y promete un viaje extraordinario a través de la geografía de la literatura infantil y juvenil. ¿Preparados? 

Con ustedes...

El Tren Dorado



Mi homenaje a Valerio Massimo Manfredi en la FIL Zócalo 2014

23 oct 2014

Valerio Massimo Manfredi ha sido para mí el prototipo de la aventura humana como puede realizarse en el siglo XXI. Arqueólogo, profesor, conferenciante, presentador de televisión, guionista cinematográfico, escritor resucitador de presencias, amante denodado de la antigüedad clásica... 

Valerio en sus libros y con toda su persona nos ha resucitado anhelantes y vivos a Alejandro de Macedonia y a Julio César, al rey Diomedes y a las reinas aqueas, a la escalofriante Quimera etrusca y al niño que sería Pendragon, el padre del rey Arturo con sus raíces romanas en su tierno corazón.

Ahora, el escritor italiano ha vivido letra a letra la historia de Odiseo. Sí, Ulises, el padre de Telémaco, el esposo de Penélope, el inventor de esa máquina de guerra que fue el caballo, el perseguido por Poseidón y el amado de Circe, de Calipso, de Nausicaa...

Manfredi: Odiseo. El Juramento.

Valerio estuvo entre nosotros, en la Feria Internacional del Libro del Zócalo, a unos metros de los cimientos del Templo Mayor de los aztecas. A unos metros de la Catedral Metropolitana. Frente al Palacio Nacional. Se sentó en aquella silla y ante nosotros fue Homero y Ulises. Se convirtió en Autólico, lobo por sí mismo. Nos reveló detalles secretos, palabras misteriosas, amores que solo a él le ha confesado Helena, nos llevó a la Arcadia a la iniciación del lobo, al palacio del rey de Ítaca, infestado de los pretendientes de Penélope. Prodigioso narrador oral, enciende fuegos de palabras. Anima la Historia, encuentra la pasión y la sonrisa, la emoción...

Lo presentó el destacado novelista español Alfonso Mateo Sagasta, quien recrea ahora la España del siglo de oro, también tan nuestra. Diálogo de titanes de la Historia en el Foro José Revueltas, por el que se paseaba Paco Ignacio Taibo con su camiseta roja: "Menos Paz y más Revueltas". Había estado antes Pedro Ángel Palou, lúcido, magistral y necesario con su novela sobre Pancho Villa, No me dejen morir así...

Paco Ignacio Taibo, Alfonso Mateo Sagasta y Valerio Massimo Manfredi

Alfonso Mateo Sagasta presentó en México a Valerio Massimo Manfredi

En esa efervescencia, al término de la presentación, en el espacio de preguntas, pedí el micrófono aclarando que no haría una pregunta, sino un homenaje, y así, pude  mirar a Valerio Massimo Manfredi  a los ojos para tributarle la admiración y el agradecimiento y manifestarle la insólita fortuna que era para mí conocerlo. Que eso había soñado, hace muchos años, cuando pude adentrarme en la antigüedad grecorromana gracias a su obra, y que si lo encontrara algún día, le diría, como en ese momento le dije, las palabras de Dante a Virgilio: Tu duca, tu signore, tu maestro.

Alfonso Mateo Sagasta, con mucha gracia, dijo al público:

-¿Alguna otra pregunta, que no sea una declaración de amor?

Pues eso fue.

María García Esperón


Odiseo. Conferencia  completa de Valerio Massimo Manfredi en FIL Zócalo 2014. Para leer en libertad










Muy pronto: DIDO PARA ENEAS, una novela sobre la reina de Cartago

11 oct 2014


didoparaeneas.blogspot.com

¿Por qué nos fascina la historia de Dido?
Desde la profunda antigüedad romana hasta nuestros días el destino de la desdichada reina de Cartago viene buscando su sentido. Tratemos de encontrarlo.

Muy pronto
Dido para Eneas
Texto: María García Esperón.
Ilustraciones: Omar Urbano.
Ediciones El Naranjo


Carta a un joven ilustrador: Omar Urbano

10 oct 2014
Foto: Ana Laura Delgado (Detalle)


Querido Omar Urbano:

Desde hace varios días trato de componer en mi mente unas líneas que puedan transmitirte todo mi agradecimiento y lo maravillada que estoy ante tu creación. Si bien no te conozco personalmente -espero hacerlo pronto- me siento unida a ti en lo más profundo y en lo más sublime: ese trabajo que tu endiosado corazón ha realizado para la novela Dido para Eneas, que Ana Laura Delgado, con su fina intuición de editora, te encomendó.

Paso a trazo, día a boceto, mes a imagen, avanzaste por los laberintos de las letras hasta adentrarte en la historia de la reina de Cartago, que yo escribí en una intencionalidad poética casi mística: hacer mía la historia de Dido para que a su vez el lector -la motivación y el futuro de todos nosotros- convierta el paisaje emocional de la reina en parte de su ser.

En esta descripción en primera persona del alma de la reina de Cartago que yo emprendí basada en el amor que siempre he sentido por los grandes poetas que narraron su felicidad y su infelicidad -Virgilio y Ovidio, principalmente- la ilustración del libro se me antojaba de capital importancia. ¡El rostro de Dido! ¿Cómo podía ser?

Al mirar tus ilustraciones por primera vez -que Ana Laura me envió como magnífico regalo el día de mi cumpleaños el pasado agosto- me quedé literalmente extasiada, con la respiración suspendida, como ante el más hermoso de los jeroglíficos. Porque has hecho magia y síntesis, metáfora y cumplimiento, elevación y humanidad.

Tu Dido es humana, poderosa y débil, joven y frágil, intemporal y eterna. Tu Dido es producto de una cuidadosa alquimia, -Ana Laura me mostró como un tesoro todos los bocetos, toda tu búsqueda humilde y sincera del personaje y sus espacios-. Tu Dido surge al final, en el momento de su muerte, como la más pura entonación del eterno femenino, ese que muere de amor y en esa muerte es eterna y vive para siempre.

Para nuestros libros, como para nuestros hijos, todos tenemos el mismo deseo: que sean amados por quienes los conozcan. Esta historia se trata de eso, de amor. Y amor, Omar, es lo que suscitará en quienes la miren el rostro de tu reina de Cartago.

Recibe mi admiración profunda y una vez más, el agradecimiento inagotable de

María García Esperón






El cisne

9 oct 2014


Soñé que mi sueño
mi sueño imposible
tomaba en un lago
la forma de un cisne.

Crepúsculo suave
el sueño del tiempo
no hay cuándo ni norte
ni sur ni te quiero.

Al cabo del sueño
el cisne cantaba
una melodía
de amor y palabra.


Cuentos de hadas... entre sueños y despertares, reseña de Anabel Sáiz Ripoll




Fuente: Voces de las dos orillas

Cuentos de hadas
Varios Autores,
Zonacuario, Ecuador, 2014.

¿Dónde viven las hadas? ¿Están entre nosotros? ¿Qué sienten, qué comen, que anhelan? Algunas hadas buscan el amor, otras desean conocer mundo, algunas se confunden y se vuelven extrañas, otras solo quieren ayudar... Para las hadas, criaturas de la imaginación o de los sueños, nada es imposible. A veces, incluso, cuentan sus secretos y, si nos estamos quietos, podremos llegar a percibir su vuelo brillante por encima de nuestras cabezas.
Eso lo saben bien Enrique Pérez Díaz, María García Esperón, Seve Calleja y Liset Lantigua. Y lo saben tan bien que cada uno, según su pensamiento, según su manera de entender el mundo, nos ofrece una visión especial y particular de las hadas en este libro colectivo que es Cuentos de hadas.
Para empezar, Enrique Pérez Díaz se pregunta ¿Se jubilan las hadas? y la respuesta es que no, obviamente, aunque las hadas a veces no acaban de entender el mundo moderno o, mejor dicho, los niños de hoy no aprecian los dones de las hadas y no se sorprenden ante su capacidad de crear ilusión, por desgracia. El hada protagonista se tropieza con todas las dificultades del mundo hasta que, al fin, un niño cree en ella y eso la salva del olvido.
María García Esperón opta por el texto cargado de símbolos cuando escribe El hada Ayer. Es imposible que el hada Ayer se encuentre con el Ahora, del que se ha enamorado, sin perder ella misma su esencia. A la escritora mexicana le preocupa el tiempo y sus relaciones. Entre pasado, presente y futuro tal vez existan más lazos de los que, incautos humanos, nos pensamos y el hada Ayer nos los muestra, aunque en ello empeñe su propia existencia.
Seve Calleja prefiere adentrarse en la mitología asturiana y nos habla de La lamia enamorada quien cuenta su secreto al joven del que se enamora, porque prefiere dejar de ser a no sentirse querida. A menudo, tememos a lo desconocido y creemos que es peor que nosotros mismos, por eso huimos, como le sucede al joven del relato, quien se desilusiona al ver que la chica de la que se ha enamorado es una lamia, para sufrimiento de la misma.
Por último, Liset Lantigua nos desvela, en La Bella Durmiente, un secreto. La joven no sucumbió ante el hechizo de ninguna bruja, sino de un hada resentida porque las hadas, cuando se enfadan, no resultan demasiado agradables, como puede leerse en el relato.
Los cuatro cuentos nos hablan de un mundo antiguo, al que se llega por el camino de la emoción; de un mundo donde es posible la extrañeza, la emoción, la ternura en estado puro, pero también el sobresalto, la duda, el miedo y la sorpresa ante lo desconocido.
Cuentos de hadas une cuatro voces narrativas distintas, cuatro registros, cuatro estilos, que, con su especial manera de sentir, dan respuestas o, mejor aún, formulan buenas preguntas. Las mejores preguntas. Si abrimos el libro lo sabremos y quizá sepamos entender un poco la especial manera de ser de las hadas que, existir, existen.
Sozapato, Sofía Zapato,  se encarga de las ilustraciones y lo hace unificando, de alguna manera, las versiones de los cuatro autores, porque recrea, para el lector, a los personajes de los relatos y les da rostro y emoción. Son ilustraciones llenas de color, evocadoras y, por qué no, juguetonas, como lo son, a veces, las hadas.

La Palabra sin distancia: nuevo encuentro con los estudiantes de GVSU, Michigan

8 oct 2014
La profesora Natalia Gómez Linares y los estudiantes de GVSU, Michigan

Por segundo año, llegamos puntuales a la cita. La tecnología, pero sobre todo la voluntad de encuentro, hace que el mapa se doble sobre sí mismo y que no existan las distancias. A través de Skype pudo vivirse un gran calor humano desprendido por los estudiantes de Grand Valley State University, Michigan, que por la iniciativa de la profesora Natalia Gómez participan en el proyecto de blogs interactivos en torno a la novela Copo de Algodón, editada por el Naranjo con ilustraciones de Marcos Almada Rivero y que se encuentra ya en manos de estos universitarios norteamericanos.

Como en la experiencia del año pasado, los chicos elaborarán estrategias didácticas a propósito de la novela en blogs interactivos con los que trabajarán estudiantes de nivel secundaria. En esta ocasión, la charla se centró en los aspectos creativos y de investigación que intervinieron en la realización de esta novela.

Las inteligentes preguntas planteadas por Natalia y sus alumnos nos dieron material para toda una hora de cálida y emocionante charla. ¿Por qué los signos de cada capítulo? ¿Por qué dejar un final abierto o tan abierto? ¿Cómo te ha transformado la escritura de esta novela? ¿Cómo quisiste proyectar las figuras de Hernán Cortés y de Moctezuma en la novela? ¿Qué deseas se lleven los lectores de la lectura de Copo de Algodón?

Conversar sobre este fascinante momento de la historia de México con estudiantes norteamericanos interesados en el tema y deseosos de ahondar en su conocimiento es sin lugar a dudas un privilegio.
Emocionarnos frente a la pantalla y casi estrecharnos las manos del alma, una experiencia extraordinaria. Gracias siempre a la profesora Natalia Gómez, iniciadora de este diálogo enriquecedor, de esta que se nos antoja una Palabra sin distancia.

María García Esperón

Valiente

7 oct 2014



Para Kei

Era un caballero
llamado Valiente.
Era muy honrado,
muy noble y muy fuerte.

Vivía en un castillo,
tenía su armadura,
su espada y su casco
color de la luna.

Tenía su caballo,
un brioso alazán
de crines de seda
llamado Sultán.

A un viejo castillo
un día, una vez
llegó el caballero
con hambre y con sed.

-¡Ah del castillo!
¡Hospitalidad!
Salió una princesa
con ojos de mar.

-Gentil caballero,
hermoso alazán,
marchaos de aquí,
os pueden matar.

Un negro dragón
es mi carcelero.
El dragón es mago,
un cruel hechicero.

-Yo puedo salvarte,
hermosa princesa.
Con este pañuelo
te doy mi promesa.

La bella princesa
desapareció.
Ante el caballero
estaba un dragón.

Resoplando fuego
rugiendo feroz
atacó a Valiente
el negro dragón.

A Valiente, entonces,
con garras de hierro
la fiera malvada
lo aferró del cuello.

Lo elevó a la torre
para destrozarlo...
pero llegó a tiempo
Sultán, a salvarlo.

Del cielo en picada
se lanzó el dragón.
La espada, Valiente
en su piel clavó.

Convertido en humo
así se esfumó
ante el caballero
de claro valor.

La bella princesa
agitó el pañuelo
desde la ventana
de sus aposentos.

Y Valiente entonces
regresó a su tierra
con su fiel caballo
y con su princesa.


Banquete, de Jorge Guillén (Dido y Eneas)

6 oct 2014


Reclinada ya Dido sobre un lecho dorado,
los troyanos y Eneas se acomodan
en magnífica púrpura. A las manos los fámulos
dan agua, dan toallas. De los cestos
los panes sacarán. Hay cincuenta doncellas
preparando alimentos, y son muchos.
A los Penates honran: se queman las primicias.
Cien mozas y cien mozos aseguran
el continuo servicio. ¡Cuántos platos y vasos!
Muchos ojos admiran los muy bellos
obsequios -manto y velo- de Eneas para Dido.
Dido, que por Amor ya tan cautiva,
se siente dentro de un embeleso enhechizada.
Terminó la comida. Los criados
sobre la mesa ponen, colmadas, grandes copas
de vino. Alegría con estrépito
suena por las estancias tan amplias del palacio,
y las antorchas vencen a la noche.
La reina solicita la copa de oro y gemas.
"Jove -dice sobre el silencio-, tú
a la hospitalidad siempre tan favorable..."
Dido vierte en la mesa algunas gotas
de vino honrando a Jove, moja los labios, pasa
la copa a todos. "Cuéntanos, Eneas..."

Jorge Guillén
Del libro Homenaje (Milán, 1967)
Recreación de los vv. 698-756 del primer libro de la Eneida


Era un dragón rojo

3 oct 2014




Era un dragón rojo
muy noble y valiente.
Vivía en un castillo
del reino del Siempre.

Alas escarlata,
cuerpo de rubí,
trono de amatista,
cetro carmesí.

Sobre sus dominios
no se ponía el Sol.
Era poderoso,
era emperador.

Cierto día una guerra
quiso declarar
al reino vecino
de Nunca Jamás.

Sus rojas banderas
ondearon gallardas
por montes y valles,
también por cañadas.

Cañones arrastran
los rojos corceles
espadas y escudos
forrados con pieles.

¡Alalé, al combate!
rugía el dragón
las huestes seguían
a su emperador.


Pero en ese reino
de Nunca Jamás
solo podían verse
banderas de paz.

Los blancos pañuelos
en las blancas torres.
Las palomas blancas
y las blancas flores.

La gente del reino
con ramos de olivo
vestida de blanco
colmaba el camino.

"Detén esa guerra
no causes dolor.
Queremos que seas
nuestro emperador".

Detuvo la guerra
el rojo dragón
y en una gran fiesta
el cuento acabó.





Era un dragón blanco

2 oct 2014



Era un dragón blanco
con alas de plata
con uñas de cobre
y lengua escarlata.

Vivía en una cueva,
guardaba un tesoro:
era un solitario
rodeado de oro.

Un día un caballero
al bosque llegó.
Buscaba el tesoro
del blanco dragón.

Al verlo en la cueva
la espada sacó
y quiso clavarla
en su corazón.

Mas el dragón blanco
levantando el vuelo
le dejó el tesoro
a aquel caballero.

Yo ya estoy cansado
de cuidar el oro,
de ser solitario
¡es tuyo el tesoro!

Y aquel dragón blanco
de alas de plata
de uñas de cobre
y lengua escarlata

se marchó volando
en busca de amor,
por cielos azules
y el cuento acabó.

María García Esperón





Era un dragón verde



Era un dragón verde
en una leyenda:
príncipe encantado
por una hechicera.

De esmeralda y oro
eran sus escamas,
sus alas de jade,
su lengua de plata.

En la torre antigua
del viejo castillo
ese dragón verde
vivía recluido.

En noches de luna
ansiaba volar
hacia las estrellas
y la libertad.

Pero no podía
porque la hechicera
lo había condenado
a tan larga pena,

a ser prisionero
por siempre jamás
con siete cadenas
en la oscuridad.

Al viejo castillo
un día, de muy lejos,
llegó una princesa
del fondo del tiempo.

Se había enamorado
del verde dragón:
sabía su leyenda,
sabía su dolor.

Al pie de la torre
se puso a cantar,
su voz era clara
como un manantial,

Al verla tan bella,
el verde dragón
rompió sus cadenas
y el cuento acabó.


Dido Aeneae

1 oct 2014






Dido Aeneae

Accipe, Dardanide, moriturae carmen Elissae;
     Quae legis, a nobis ultima verba legis:
Sic ubi fata vocant, udis abiectus in herbis
     Ad vada Maeandri concinit albus olor.
Nec quia te nostra sperem prece posse moveri,
     Adloquor — adverso movimus ista deo;
5Sed merita et famam corpusque animumque pudicum
     Cum male perdiderim, perdere verba leve est.
Certus es ire tamen miseramque relinquere Dido,
     Atque idem venti vela fidemque ferent?
Certus es, Aenea, cum foedere solvere naves,
10      Quaeque ubi sint nescis, Itala regna sequi?
Nec nova Carthago, nec te crescentia tangunt
     Moenia nec sceptro tradita summa tuo?
Facta fugis, facienda petis; quaerenda per orbem
     Altera, quaesita est altera terra tibi.
15Ut terram invenias, quis eam tibi tradet habendam?
     Quis sua non notis arva tenenda dabit?
Scilicet alter amor tibi restat et altera Dido;
     Quamque iterum fallas altera danda fides.
Quando erit, ut condas instar Carthaginis urbem
20      Et videas populos altus ab arce tuos?
Omnia ut eveniant, nec te tua vota morentur,
     Unde tibi, quae te sic amet, uxor erit?
Uror, ut inducto ceratae sulpure taedae,
     Ut pia fumosis addita tura focis.
25Aeneas oculis semper vigilantis inhaeret;
     Aenean animo noxque quiesque refert.
Ille quidem male gratus et ad mea munera surdus,
     Et quo, si non sim stulta, carere velim;
Non tamen Aenean, quamvis male cogitat, odi,
30      Sed queror infidum questaque peius amo.
Parce, Venus, nurui, durumque amplectere fratrem,
     Frater Amor, castris militet ille tuis!
Aut ego, quae coepi, (neque enim dedignor) amorem,
     Materiam curae praebeat ille meae!


Cual suele el blanco cisne, que en el vado
De Meandro se ve cercano a muerte.
Cantar, sabiendo que le llama el hado;
Así, sin esperanza de moverte,
Mi canto ronco y débil voz levanto
Contra aquel Dios que fuerza a endurecerte.
Y poco importa que se pierda el canto,
Que pues la honra y fama se ha perdido,
Piérdase todo y muéstrese mi llanto.
Cierto estás de partir y persuadido
A me dejar, y que unos vientos lleven
Tus naves y la fe que diste a Dido.
Cierto estás en que, así como se mueven
Las anclas de tu flota, se remueva
Tu fe y promesas que guardarse deben.
Cierto estás de buscar provincia nueva.
Digo el ítalo reino que tú ignoras,
Sin que Gartago a te quedar te mueva.
Estas frescas murallas triunfadoras
No te incitan a amarme, ni aprovecha
Darte un cetro y esta alma donde moras.
Huyes ciudad que está poblada y hecha
Búscasla por hacer, buscas mis daños,
Buscas tierra, porque ésta te es estrecha
Hallándola después de algunos años,
¿Quién te la ha de entregar? ¿qué habitadores
Sus campos han de dar a unos extraños?
Por fuerza has de tener otros amores
Otra Dido, otra fe que tú quebrantes,
Otros halagos y actos fingidores.
¿Cuándo será que otra ciudad levantes
Semejante a Cartago, y puesto en alto,
Tus gentes mires cómo están triunfantes?
Demos que así suceda, sin que falto
Tu gusto quede en cuanto pretendieres y
Y goces tu ciudad sin sobresalto
¿Cómo podrás hallar adonde fueres
Mujer que te ame como te amo y quiero,
Pues excedo en amar a las mujeres?
Ardo cual arde el pino o el madero
Que es de licor o azufre mixturado,
O como incienso puesto en mi brasero.
Traigo en mis ojos siempre retratado
A Eneas, y en el alma está esculpido
De noche y día el nombre de mi amado.
Mas él me es sordo y mal agradecido,
Del cual huir debiera la presencia.
Si quedado me hubiese algún sentido.
Y no porque yo piense en esta ausencia
Algún mal de él en cólera me inflamo;
Ni para odiarle se me da licencia.
Que mientras más me quejo y más exclamo
En medio de esta rabia y pasión fiera,
Más ardo, más le adoro, más le amo.
Perdona, diosa Venus, a tu nuera;
Da, Cupido, un abrazo al que es tu hermano;
Hazle soldado tuyo y que me quiera.
A amarle comencé, de ello me ufano;

Haz con él, pues tan grande es tu pujanza,
Que cebe con su amor mi amor insano.

(traducción en verso del poeta Gutierre de Cetina)